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La película sobre Lance Armstrong. El caso de dopaje más escandaloso de los últimos tiempos

Ciclismo: el lado oscuro de un deporte en auge (Parte I)

El ciclismo en los últimos años, ha logrado un gran auge y es practicado en forma amateur y competitiva. Más de 500 ciclistas recorren la ciudad de Río Tercero, Almafuerte, Tancacha, Villa Ascasubi y Los Cóndores que de una u otra forma disfrutan de los placeres de andar en ruta o caminos rurales.

En los últimos tiempos, está actividad deportiva ha tenido grandes ciclistas que están en la élite provincial, nacional e internacional. Pero esto grupo es mínimo, el resto hacen el deporte de forma poco competitiva y en los demás casos lo practican para beneficio de la salud.

Esta actividad deportiva ha logrado muchos adeptos que año tras año va en aumento. Desde  logros deportivos hasta metas personales, este deporte en algunos casos tiene un lado oscuro que los ciclistas en su mayoría intentan «ocultar». Es tabú hablar de los controles de doping a la hora de competir.

Como un llamado de atención para el deporte en general y un claro ejemplo de preocupación social recayó en  la actividad del fútbol. La Liga de fútbol regional reinició el programa para el control de sustancias como la marihuana y la cocaína para los jóvenes deportistas entre 15 y 17 años. Este programa sostenido por los clubes y municipios es una clara muestra de que al deportistas hay que controlarlo, no sólo por el deporte sino además y principalmente por las personas que consumen drogas, creando un flagelo social.

Las sustancias que toman o se introducen los ciclistas son caras, peligrosas y se consiguen en el mercado negro y en ocasiones para adquirirlas, hasta hay recetas truchas. Los datos se desprenden de un relevamiento realizado sobre el consumo ilegal de drogas en el ciclismo local y regional de alta competición y de amateur, un tema del que nadie quiere hablar abiertamente.

UN CAMINO EQUIVOCADO QUE HAY QUE SINCERAR

Hablar de las sustancias que algunos deportistas consumen a diario, y sobre todo para las competencias es un “tabú” para la mayoría de ellos. En el ciclismo hay prácticamente carreras por toda la provincia y por fin de semana y a la hora de ser “competitivos” los ciclistas empiezan a mostrar cierta preocupación en sus  rendimientos físicos.

En todos los casos, influye la preparación física, la alimentación y algún “suplemento” para mejorar el rendimiento en la competencia, aclara un ciclista que no prefiere dar su nombre, para que no lo estigmaticen.

Es muy común ingerir vitamina C, hierro, proteínas, o algún medicamento para el hígado (rebotando sustancias tóxicas), comentaba un ciclista de la región.

Otro ciclista local, decía: “el consumo de sustancias es como en cualquier otro deporte a nivel profesional. El problema es cuando el amateur consume sin el control de un médico. 

Un ciclista que lo hace en forma competitiva aduce que se consume todo tipo de hormonas de crecimiento, como la eritropoyetina, para levantar los glóbulos rojos. Anfetaminas, efedrina, cafeína, testosterona, nandrolona y muchas drogas más.

EL LADO OSCURO

Entre las sustancias más usadas en la provincia están la eritropoyetina, la efedrina, la anfetamina y las hormonas sintéticas. Según un ciclista, que no quiso revelar su nombre, en la ciudad hay barra libre de estas drogas. Son importadas a través del mercado negro, ya que no son de venta libre en farmacias, y sus costos son altísimos.

Según contaron desde adentro del ciclismo, la droga más usada en la provincia es la eritropoyetina. 

La EPO, la cual se inyecta o ingiere por vía oral, es una de las drogas más peligrosas para los deportistas ya que su uso no es controlado y su consumo excesivo puede causar daños cerebrales y cardíacos.

La EPO es una hormona sumamente peligrosa y los ciclistas la usan para facilitar el aumento de glóbulos rojos en la sangre, consiguiendo que los músculos dispongan de más oxígeno y retrasen la aparición de la fatiga.

La efedrina y la anfetamina son también otras drogas que circulan de manera frecuente en el ciclismo.

Según los especialistas, se utilizan para causar la euforia, excitación y para eliminar también los factores de agotamiento y dolores. Por su parte, un pedalero consultado añadió que la efedrina mejora la respiración y la anfetamina el rendimiento.

Ambas drogas se consiguen en pastillas, se toman antes de cada carrera y según un farmacéutico local, no está autorizada su venta libre. Sin embargo, pueden adquirirse como complementos de otros medicamentos siempre y cuando estén recetadas, y en muchas ocasiones “estas recetas son truchas”, según confesaron los ciclistas.

Otra de las más comunes es la hormona sintética, con sus variedades: unas para aumentar la cantidad de glóbulos rojos y producir lo mismo que la EPO, y otras para disminuir la fatiga. Contaron que esta droga, a diferencia del resto, se incluye en un tratamiento que dura varios meses y que es muy caro.

La transfusión de la propia sangre, que puede ser mortal para un ciclista, también es uno de los métodos utilizados por los deportistas. El ciclista se extrae su propia sangre y la congela; meses después, con el organismo del atleta con nueva producción de sangre, se inyecta la que se  extrajo. Este procedimiento aumenta la cantidad de glóbulos rojos, de hemoglobina y oxígeno. La película sobre Lance Armstrong es un ejemplo de doping que fue el caso más escandaloso de los últimos tiempos.  A.G.R

 

 

 

 

 

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