El propio funcionario lo aseguró en declaraciones a La Nación. Explicó que el jefe de Gabinete Marcos Peña y el canciller Jorge Faurie le confirmaron que dejará la Embajada Argentina en Ecuador.
Desde el día de las legislativas, Juez quedó envuelto en una controversia con el gobierno de Ecuador, que solicitó su remoción en el cargo. El domingo de las elecciones, Juez dijo a una radio cordobesa: «Llegué hace media hora de fiscalizar. Me pegué una ducha, me puse un saco y una camisa porque no quería estar con la ropa de esta mañana porque van a decir `este mugriento se agarró hábitos ecuatorianos».
La reacción de la Cancillería ecuatoriana fue inmediata; indicó que «encuentra inaceptable que un representante del más alto nivel de un Estado se refiera, una vez más, de manera ofensiva a los ciudadanos del país que le ha recibido con consideración y amistad». Ayer reiteró el pedido.
Juez pidió disculpas por sus expresiones y planteó a este medio que el canciller Faurie «entendía» que se hizo «todo lo que teníamos que hacer con el Estado ecuatoriano. Había una confusión y se generó un malestar. Me dijo que teníamos que actuar con paciencia y prudencia para que el tema quedara aclarado».
«He defendido a mi país con todas las herramientas que tienen que ver con mis convicciones, más allá de las que da la diplomacia -agregó. Me he enfrentado con los asambleístas que trataron de ‘delincuente’ a Macri y que premiaron a Cristina Fernández».
Ayer la Cancillería ecuatoriana destacó que la conducta de Juez «no es compatible con el respeto y las mutuas consideraciones» que tradicionalmente han mantenido ambos Estados.
Juez aseguró que todavía no sabe qué puesto ocupará en el gabinete, pero que era parte de un diálogo mantenido con Macri hace tiempo y de su interés por regresar al país.