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RÍO TERCERO/ MANIFIESTO POR EL DESARROLLO DE POLÍTICAS PÚBLICAS CULTURALES Y EDUCATIVAS PARA RÍO TERCERO/ Días atrás un grupo de artistas, escritores, actores culturales y ciudadanos se reunieron para poder delinear políticas públicas. En ese sentido el proyecto cultural y educativo propone una política horizontal que no depende de un verticilalismo. Para ello, presentaron un manfiesto, que se será presentado ante la nueva gestión municipal, que tendrá como nuevo Intendente a Marcos Ferrer.
El grupo denominado CCE (Colectivo Cultural Educativo) expresa que en referencia a la Carta Orgánica Municipal donde se reconoce a la cultura y la educación derechos fundamentales de las personas deben ser garantizadas por el Estado.
Los principales lineamientos en el área de cultura y educación propuesto por el CCE son:
La necesidad impostergable de generar espacios de participación ciudadana
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Que existan canales de participación ciudadana fomentando el intercambio de ideas necesarias para la definición de horizontes de posibilidades culturales y educativas dentro de nuestra ciudad.
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Que esos canales de participación, como por ejemplo, la Asamblea Ciudadana tenga continuidad y pueda lograr ser un espacio de concertación de decisiones ciudadanas que incidan en el ámbito de la cultura y educación de la comunidad
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Que los agentes culturales logren involucrarse en los procesos de desenvolvimiento de la cultura de la ciudad y los agentes educativos en el desarrollo de proyectos que tiendan a generar lazos cooperativos y solidarios y la comunidad toda en la promoción y participación de propuestas asociadas con otras áreas tales como ambiente, salud, deporte
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Que las fuerzas instituyentes propias de los tiempos presentes puedan decantar en espacios de discusión ciudadana interpelando lo estatuido.
La necesidad impostergable de lograr la descentralización del Estado Municipal en lo que refiere a cultura y educación.
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Que exista en los espacios institucionales intercambios permeables entre quienes tienen poder de decisión y quienes son receptores de esas decisiones
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Que los dispositivos, mecanismos, metodologías que se utilicen para el desarrollo de planes y programas de la cultura y educación sean diseñados desde lógicas propias del contexto situacional en el que se van a aplicar
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Que la burocracia no impida la generación de procesos creativos y el surgimiento de iniciativas culturales y educativas.
La necesidad impostergable de lograr la territorialidad de la política pública cultural y educativa
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Que en el diseño de la política pública cultural y educativa, sea un elemento ineludible, el conocimiento de las necesidades que surgen de la trama barrial.
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Que las asociaciones, organizaciones sociales, centros vecinales e instituciones que forman parte de los núcleos de vida de ciudadanos y ciudadanas puedan proyectar horizontes culturales y educativos de los barrios de los que son parte.
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Que la lógica dominante que marca los flujos de circulación de los bienes culturales y educativos pueda ser interpelada desde los intereses ciudadanos, logrando marcar otros rumbos alternativos, diversos e inclusivos.
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Que el intento de llevar adelante procesos de territorialidad de la política pública permita generar espacios en los que las relaciones y vínculos estén marcados por la horizontalidad, fortaleciendo la cultura democrática.
La necesidad impostergable de garantizar derechos educativos y culturales como postulados fundamentales de la democracia.
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Que ciudadanos y ciudadanas puedan gozar de manera irrestricta lo que les corresponde por derecho propio: acceso equitativo e igualitario a la cultura y educación.
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Que la cultura y la educación puedan ser ámbitos que promuevan el desarrollo de ciudadanía plena, rompiendo los circuitos de desigualdad presentes en nuestra comunidad.
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Que ciudadanos y ciudadanas, a través de políticas de estado, puedan desarrollar el goce estético frente a la diversidad de expresiones culturales y sean destinatarios y destinatarias de una educación de calidad que les permita estar por encima de su tiempo histórico.
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Que trabajadores y trabajadoras de la cultura y de la educación, puedan realizar su proyecto de vida dentro de la ciudad, sabiendo que el fruto de sus tareas otorga un bagaje simbólico que hace a la dignidad de la persona y a la manifestación de una ciudadanía empoderada.
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Que la cultura y la educación no sean variables de ajustes en tiempos de crisis, ya que no son productos que puedan ser desechados sino derechos inalienables del ser humano.
