COSQUÍN ROCK/La llegada a la “adultez” del Cosquín Rock trajo consigo una importante renovación en el plano musical que, por ahora, parece estar bastante dividido generacionalmente. No obstante, la organización ha sabido absorber y reflejar en su grilla ese fenómeno. El caso de WOS es la punta de un iceberg que más temprano que tarde se irá reflejando de manera más clara. La presencia notable de mujeres músicas también se destacó. Se anunció una única edición en CABA en octubre del 2020.
Pasaron 20 años para que un ícono del festival incorpore una mano femenina al logo oficial. Así puesto, parece un dato menor, sin trascendencia, pero este cambio también se vio reflejado en la grilla de artistas que fueron programakdos en los diversos escenarios. Había buenas músicas, no se le estaba dando el lugar adecuado: algo que el festival pareció entender luego de las “polémicas» declaraciones de José Palazzo el año pasado.
Los 20 años también reflejaron el enorme cambio generacional en la música argentina, que no es solo generacional. Los músicos sub-25 vienen a plantear algo nuevo que dialoga con varios géneros y tiempos. Tienen por delante el enorme desafío de llegar a oídos acostumbrados a las clásicas banda de rock, o no.
El festival asimiló esta renovada forma de expresión a la que no se puede etiquetar fácilmente y sumó a Ca7riel, Paco Amoroso, Louta, Duki, Cazzu, Neo Pisteo. El ejemplo es WOS, el artista más joven en actuar en el escenario principal de un Cosquín Rock:
Porque convengamos que el escenario Norte sigue siendo el principal donde, ademàs de la transmisión en vivo para el canal de Youtube, se programan a los artistas con mayor trayectoria y que responden al ritual de escucha del “público rock”. WOS tiene solo 21 años y el domingo puso en diálogo a las diferentes expresiones y tradiciones del “rock local”.
Es por esto que el joven músico puede ser un punto de inflección: suma a una banda que suena a rock, pero rapea en sus canciones y le dedica una parte de su show al “estilo libre”. Su participación incorporó una franja de preadolescentes al escenario e hizo bailar a los más pequeños que acompañan a su padres al ritual de rock año a año. Ese diálogo generacional también es un punto a favor de la organización del Cosquín.
El festival que crece en las adversidades.
El capítulo de Charly García en la edición 20 es un ejemplo de cómo el Cosquín Rock se ha comportado ante situaciones que no salen como se esperaba. Ya sabemos que el músico sufrió un problema de salud que le impidió estar presente en la noche de sábado.
La resolución de ese conflicto redobló la apuesta: Se presentó la banda de Charly con sus canciones, interpretadas por otros músicos y también aquí en diálogo generacional: Louta, Andrés Ciro y León Gieco son un ejemplo de esto. Repasando la historia del festival se puede decir que siempre a redoblado la apuesta ante cada adversidad, llegando a ser el festival de música más importante del país y el único cuyo modelo se exportó a Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.
Es difícil imaginar que hubiese sucedido si se le permitía a la productora continuar con el festival en la ciudad de Cosquín. Fue la primera gran adversidad, que los llevó a San Roque durante dos ediciones, una de ellas con un “Cosquín Rock” paralelo que organizó a productora del periodista ya fallecido Jorge Guinzburg en febrero del 2004 en la ciudad que le dio nombre al festival.
De esos tiempos difíciles a montar una micro ciudad que alberga a 50 mil personas en un día, escenarios simultáneos, muestras y paseo de compras culinarias.
Cartas que se repiten.
La programación incluye algunas figuras ya consagradas que se repiten en todas las ediciones. Tal el es el caso de La Vela Puerca, Las Pelotas, Skay y los Fakires, Ciro y los Persas. Esto pone el acento entre los consagrados que hace ya mucho tiempo no son tenidos en cuenta o con los que no se llega a un acuerdo:por caso Andrés Calamaro, Fito Páez, Fabiana Cantilo.
La realidad muestra que cada vez que se incorpora bandas consagradas que nunca actuaron o que tienen años de ausencia, se le suma a la propuesta diversidad y la gente los recibe de manera positiva: Este año quedó demostrado con la incorporación en el escenario principal de Los Auténticos Decadentes, Caballeros de la Quema, Divididos o Ratones Paranoicos.
La Organización.
El Festival se transformó con los años en el montaje de una pequeña ciudad por dos días. Se entiende lo complejo de la cuestión ante semejante afluencia de público. A pesar de ello, los horarios, la puesta en escena, el sonido de los diferentes escenarios y el montaje del lugar parecen tener una precisión que solo lo otorga la experiencia.
En 20 años la organización a mostrado estar atenta a sugerencias y generar cambios. De esta manera, los que hace varios años asistimos al encuentro vemos los retoques, las mejoras, las pruebas.
Críticas se pueden hacer muchas desde afuera, pero hemos visto en 20 años como una idea de un festival de Rock en Córdoba, aprovechando su raid festivalero, no solo era posible, sino que se transformó en un modelo de festival para otros lugares y puso a nuestra provincia en la escena de la discusión musical, como ya pasaba con el folclore argentino. El anuncio de la fecha en capital federal nos deja entender que hay Cosquín Rock para rato.