INTERNACIONAL/ PANDEMIA DEL CORONAVIRUS/ Con 20.599 nuevos casos, la cifra de infectados alcanzó los 411.821, manteniendo al país sudamericano como el segundo más golpeado por la pandemia en todo el mundo.
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El Ministerio de Salud de Brasil reportó este miércoles 1086 nuevos muertos por coronavirus en las últimas 24 horas, elevando el total de decesos por COVID-19 a 25.598. El balance de infectados, en tanto, ascendió a 411.821, tras registrar 20.599 nuevos casos.Del total de contagiados, 166.647 se recuperaron, mientras que 219.576 siguen en tratamiento, de acuerdo a lo indicado por las autoridades sanitarias.
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Con 89.483 casos y 6.712 muertes, San Pablo sigue siendo el estado más afectado por la pandemia. Le siguen Río de Janeiro, con 42.398 infectados y 4.605, Ceará (37.275 y 2.671), y Amazonas (33.508 y 1.891)
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A nivel mundial, Brasil se mantiene como el segundo país más afectado, sólo detrás de Estados Unidos, que registra 1.695.776 casos y 100.271 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Pese a ser uno de los estados más golpeados, el gobernador de San Pablo, Joao Doria anunció este miércoles la reapertura gradual de la economía en algunas regiones a partir del 1 junio. “Mantendremos la cuarentena hasta el 15 de junio, pero con la retomada de algunas actividades económicas”, señaló Doria en una rueda de prensa junto al alcalde de San Pablo, Bruno Covas.
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Las primeras medidas de restricción de la circulación de personas en San Pablo fueron adoptadas el pasado 24 de marzo, un mes después de que se detectara el primer caso en Brasil, y fueron prorrogadas sucesivamente. Pese a que el Gobierno regional barajó relajarlas a partir del 11 de mayo, Doria decidió a comienzos de este mes prolongar la cuarentena tras reconocer la gravedad de la crisis sanitaria en el estado, donde viven 46 millones de habitantes.
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La reapertura se dividirá ahora en 5 fases y, de acuerdo con el gobernador, se producirá en aquellas regiones del estado en las que se registre una reducción consistente del número de casos y cuenten con camas disponibles en los hospitales públicos y privados.
La enfermedad avanza en un momento de crisis política, agudizada por la falta de articulación entre el presidente Jair Bolsonaro, que considera que las cuarentenas atentan contra la economía, y la mayoría de los 27 gobernadores a favor de medidas de confinamiento para preservar la capacidad del sistema público de salud.
Esta postura del mandatario se vio nuevamente el pasado domingo, cuando salió a las calles para participar en un mitin con sus seguidores, sin portar mascarilla y rompiendo las medidas de distanciamiento social. El presidente llegó a la concentración afuera del palacio presidencial en Brasilia con una mascarilla blanca, pero muy pronto se la quitó para saludar a la multitud, estrechar manos y abrazar a sus seguidores. En un momento incluso cargó a un niño pequeño sobre sus hombros.
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El ministerio indicó pasado lunes que mantendrá esa recomendación, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió los ensayos clínicos con ese fármaco, por seguridad. La decisión desató una ola de críticas en la comunidad científica brasileña.
Los países limítrofes también han mostrado preocupación por la manera en que Brasil ha manejado la pandemia. Entre ellos se destaca Uruguay, país con el que comparte la ciudad fronteriza de Rivera. De hecho, el presidente Luis Lacalle Pou confirmó que habló con su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, para aplicar un “un tratado ya existente de acción binacional sanitaria” en la ciudad, donde el fin de semana dos personas murieron por Covid-19.
Pese al gran aumento de contagios en la última semana y media, el pico de la pandemia en este país de 210 millones de habitantes no se espera a hasta principios de junio.