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Salud al gran pueblo argentino

NOTA DE OPINIÓN/ POR EL PROFESOR HUBER DELLAROLE/ Para recordar aquel 25 de mayo de 1810,fragmento de un libro de Historia.

 

CÓRDOBA Y LA REVOLUCIÓNDE MAYO. La sangre que el 25 de mayo de 1810, se ahorró en Buenos Aires, corrió poco más tarde en suelo cordobés. En la Córdoba de la Nueva Andalucía, el partido español era fuerte, como lo era –en general –en el interior alejado del puerto.

La élite que regenteaba la provincia estaba integrada por el gobernador Juan Gutiérrez De La Concha, el ex gobernador Victorino Rodríguez, el obispo Rodrigo Antonio Orellana, miembros de la familia Allende y vecinos notables.

En los meses previos a los acontecimientos de mayo este grupo recibió un valioso refuerzo foráneo: el ex virrey Santiago de Liniers que se radicó en Córdoba, y adquirió a antigua Estancia Jesuítica de Alta Gracia, que convirtió en residencia familiar.

 

La piedra en el zapato del grupo gobernante era el dean de la Catedral, Gregorio Funes. El religioso liderado, junto a su hermano Ambrosio, el llamado Partido Funista, la oposición cordobesa desde los tiempos del gobernador Sobremonte.

Tan pronto como llegaron las noticias de la algarada porteña, el cabildo resolvió desconocer a las nuevas autoridades y los españolistas cordobeses se aprestaron a ofrecer resistencia. El único alto dignatario que no adhirió a esa postura y se plegó al bando patriota fue el Dean Funes.

La réplica de Buenos Aires no tardó en hacerse sentir. Llegó bajo la forma de expedición militar a las órdenes de Francisco Ortiz de Ocampo. Liniers, falto de apoyo, enfiló hacia el alto Perú al frente de una reducida columna, y fue apresado en Las Piedritas (norte cordobés). Mientras tanto en la ciudad, la parte de la población que apoyaba al nuevo gobierno pudo manifestar públicamente su beneplácito.

Los mandos porteños mantendrían viva la desconfianza hacia Córdoba en los años subsiguientes. De hecho, durante los primeros tiempos de la revolución, todos los gobernadores que tuvo la provincia fueron enviados desde Buenos Aires. Recién en 1815 el Cabildo de Córdoba pudo desembarazarse de la telaraña foránea y nombrar a un gobernador local. Dos días después del histórico 25 de mayo, la Junta requirió a las provincias el envío de diputados a un Congreso General “para tomar parte en el gobierno”.

El Cabildo de Córdoba designó al Deán Funes, quién llegó a Buenos Aires con su diputación dispuesto a hacer valer sus títulos. En poco tiempo, el sacerdote se convirtió en uno de los pilares del gobierno. Como era de esperar los hombres del interior quedaron envueltos en la interna que dividían las aguas en el seno del gobierno. Funes no tardó en enrolarse en el Saavedrismo, erigiéndose en el principal adversario de Moreno.

La alianza de Funes con Saavedra dio lugar a un eje de poder que confrontó y desplazó del centro de la escena al ala dura de la Revolución, la que en poco tiempo quedaría desmembrada tras la partida de su líder al exilio. Y a la muerte.

***Extraído del Capítulo IV del Libro “La independencia argentina, 14 años de política, diplomacia y guerra”; del autor Esteban Dómina.

Reflexión personal: Parece que la grieta en este país viene desde hace másde200 años. ¿Podremos superarla para construir una verdadera nación? El trabajo de la sociedad en su conjunto es la responsable de superarla. Cada uno de su lugar deberá hacer su aporte.

LA EDUCACION ES UNA PIEZA FUNDAMENTAL DE ESA CONTRUCCIÓN. ¡¡¡VAMOS ARGENTINA!!!

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