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POR GABRIELA BROWER DE KONING / NOTA DE OPINIÓN / Como Presidenta del cuerpo estoy viviendo una situación sorpresiva, que nunca imaginé y que nunca pensé que pudiera darse con esta magnitud; que cuatro concejales, colegas de trabajo, estén imputados por la Justicia, es una circunstancia tan penosa como compleja.
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Que se hable de supuestos delitos, tanto sea por violencia de cualquier tipo, como de extorsión o falta de ética en la función, y que esto haya ocurrido en su mayoría en el ámbito del Concejo Deliberante, deja a esta institución de la democracia en una situación lamentable ante la opinión pública, que son a quienes representamos.
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Estimo que es el deseo de todos, y el mío en particular, que la Justicia actúe con celeridad, para que estas situaciones se esclarezcan lo más pronto posible, sin dejar ningún tipo de dudas y si existen culpables tengan las sanciones que correspondan, y si existen inocentes se los libere de la sospecha.
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Cabe aclarar que estas situaciones no dañan al sistema representativo, porque las bancas no son personales, pertenecen a los partidos políticos, por los que estos, como sus dirigentes, también deben ser protagonistas en estas situaciones y solicitar, si así lo consideran pertinente, a o los concejales su pedido de licencia o paso al costado, hasta que se expida la justicia.
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En medio de este contexto de cierta anormalidad, el Concejo Deliberante sigue sesionando y trabajando como de costumbre.
Si bien es entendible, que esto puede ser visto por muchos vecinos como un daño a la política y las instituciones de la democracia, creo que debemos aprovechar estas instancias para empujar con mayor fuerza y convicción, la necesidad de entender definitivamente que la función pública debe ser el espejo que refleje la ética, la moralidad, el respeto, como valores indiscutibles hacia una sociedad que necesita y requiere los mejores ejemplos y las mejores acciones, de sus dirigentes sociales y políticos.
