INTERNACIONAL / GROENLANDIA / Un proyecto minero ha estado en el centro de las elecciones en Groenlandia celebradas este martes, cuyo resultado podría tener importantes consecuencias para los intereses internacionales en el Ártico.
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Pero no se trata de una mina cualquiera, sino de Kvanefjeld, uno de los mayores depósitos de minerales raros del mundo.
El principal partido de oposición, el izquierdista Inuit Ataqatigiit (IA), ganó las elecciones parlamentarias con el 37% de los votos. El partido indígena, con un fuerte enfoque ambiental, buscará ahora formar gobierno. El partido socialdemócrata Siumut quedó en segundo lugar. Desde 1979, solo hubo cuatro años en los que Siumut no estuvo en el poder.
IA se opone al proyecto minero de Kvanefjeld, en el sur de Groenlandia, cuyo futuro queda en el aire tras el resultado electoral, que ha sido seguido de cerca a nivel internacional.
Groenlandia es un vasto territorio ártico autónomo, con solo 56.000 habitantes, que pertenece a Dinamarca. Su economía depende de la pesca y de los subsidios del gobierno danés, pero como resultado del derretimiento del hielo, las oportunidades mineras están aumentando y con ellas el interés de las potencias mundiales en este territorio. Y es que Groenlandia está en el centro de la intensa competencia entre EE.UU., Rusia y China por los recursos del Ártico.
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La mina de Kvanefjeld es propiedad de una empresa australiana, Greenland Minerals, que a su vez cuenta con el respaldo de una compañía china.
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La empresa dice que la mina tiene «el potencial de convertirse en el productor de tierras raras más importante del mundo occidental», un grupo de 17 elementos utilizados para fabricar desde smartphones a vehículos eléctricos y armas. Sin embargo, el desacuerdo sobre el proyecto minero llevó al colapso del gobierno de Groenlandia a principios de este año, por lo que se convocaron elecciones anticipadas.
Muchos residentes expresaron su preocupación por la potencial contaminación radiactiva y de desechos tóxicos en las tierras de cultivo que rodean la mina, e Inuit Ataqatigiit se había comprometido a bloquear el proyecto. Por el contrario, Siumut apoyó el desarrollo, argumentando que proporcionaría cientos de puestos de trabajo y generaría cientos de millones de dólares al año durante varias décadas, lo que podría conducir a una mayor independencia de Dinamarca.
Desde 2009, este territorio prácticamente cubierto de hielo administra sus propios recursos, pero aún depende de los subsidios anuales de Copenhague por alrededor de US$638 millones, lo que representan aproximadamente un tercio de su presupuesto.
Dinamarca también controla las relaciones exteriores y la defensa de la isla. Aunque la independencia ha tenido un papel residual en la campaña respecto a otros comicios, los principales partidos y la mayoría de la población son partidarios de separarse de Dinamarca, y solo difieren en los plazos y en cómo asegurar los ingresos necesarios.
El líder de Siumut, Erik Jensen, le dijo a la cadena TV2 de Dinamarca que creía que la controversia en torno al proyecto minero fue «una de las principales razones» de la derrota de su partido.
Groenlandia ha ocupado titulares varias veces en los últimos años, y el expresidente Donald Trump sugirió en 2019 que Estados Unidos podría comprar el territorio. Dinamarca rápidamente calificó la idea como «absurda», pero el interés internacional en el futuro de la isla ha continuado.
China ya tiene acuerdos mineros con Groenlandia, mientras que EE.UU., que tiene una base aérea clave en la era de la Guerra Fría en Thule —crucial para la alerta temprana de misiles y la vigilancia del espacio aéreo—, ha ofrecido millones en ayudas a la isla.
La propia Dinamarca ha reconocido la importancia del territorio y en 2019 colocó a Groenlandia en la cima de su agenda de seguridad nacional por primera vez. Y en marzo de este año, un grupo de expertos concluyó que Reino Unido, EE.UU., Australia, Canadá y Nueva Zelanda, conocidos como la alianza de los Cinco Ojos, deberían centrarse en Groenlandia para reducir su dependencia de China para el suministro de minerales clave. Sin embargo, la minería no es el único problema de Groenlandia.
El territorio está en la primera línea del cambio climático, y los científicos informaron de una pérdida récord de hielo el año pasado.
Esto, a su vez, tiene implicaciones importantes para las zonas costeras bajas de todo el mundo. Pero al mismo tiempo, es el derretimiento del hielo lo que ha aumentado las oportunidades mineras y la posibilidad de abrir nuevas rutas de navegación a través del Ártico, lo que podría reducir los tiempos de transporte global.
Esta realidad cambiante también ha aumentado el enfoque en disputas territoriales de larga duración, con Dinamarca, Rusia y Canadá buscando la soberanía sobre una vasta cadena montañosa submarina cerca del Polo Norte conocida como Lomonosov Ridge. Rusia, mientras tanto, ha aumentado sus actividades económicas y militares en el Ártico, donde tiene una larga costa, lo que ha provocado la preocupación de los gobiernos occidentales.