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A casi un año de las elecciones presidenciales del 2022, Jair Bolsonaro camina hoy por una cornisa cada vez más angosta llevando a la rastra a la democracia brasileña.
No es algo nuevo. Pero su virulento ataque del lunes contra el Poder Judicial fue nada menos que el inicio de su estrategia final de minar las instituciones para dejar abierta la posibilidad de aducir fraude e imitar acciones como la que sacudieron este año al Capitolio estadounidense con la salida de Donald Trump del poder en Washington. Y todo bajo la sombra de un golpe.
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No se trata solo de un temor palpable en la oposición y la prensa brasileña, sino de la lectura de las amenazas lanzadas por el propio presidente brasileño cuando vaticinó «un escenario peor» que el vivido en el Capitolio norteamericano si la justicia electoral no modificaba el sistema electrónico de votación vigente desde 1996 en su país.
“Corremos el riesgo de ver en Brasil algo parecido a lo que sucedió en Estados Unidos con la invasión del Capitolio. Aquí probablemente el blanco sería la Suprema Corte”, resumió el analista político brasileño Mauricio Santoro, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
Y añadió: “Un ataque de este tipo tendría efectos muy negativos para la democracia, más que en los Estados Unidos” porque “en Brasil no es posible contar con certeza con la autonomía de los militares y las policías que están muy inclinadas a favor del presidente”.
¿Es posible un golpe?
Sin embargo, Santoro rechazó la posibilidad de un quiebre democrático, pero advirtió sobre las graves consecuencias que esas amenazas pueden tener sobre las instituciones. “No creo en un golpe, en un regreso de Brasil a la dictadura, pero infelizmente creo en los riesgos del debilitamiento de la democracia y del fortalecimiento de ideologías autoritarias”, alertó.
Santoro opinó que esta nueva ofensiva del mandatario se enmarca en su pelea electoral ante el crecimiento en las encuestas que experimenta su principal rival, Luiz Lula da Silva, de cara a las elecciones. “Bolsonaro enfrenta una caída en su popularidad a causa de la pandemia, de los problemas en la economía y en las acusaciones de corrupción contra él y su familia”, indicó.
Y prosiguió: “Está en la búsqueda de enemigos a quien pueda responsabilizar por las dificultades del país. El Poder Judicial, en especial la Suprema Corte, se convirtieron en sus principales blancos. Hay riesgos muy graves de debilitar la independencia de los tribunales frente al miedo de las amenazas del presidente”, acotó.
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