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TENIS / El número 16 del mundo solo cedió seis games frente al búlgaro; Djokovic o Bedene, el próximo rival.
Una actuación de primer nivel, a la altura de lo que requería una tercera etapa de Roland Garros, frente a un adversario de jerarquía, que llegaba con mucha confianza, y con el que había perdido por amplio margen hace algunas semanas. Diego Schwartzman consiguió, por cuarta vez en su carrera, llegar a los octavos de final del abierto francés. Lo logró con un formidable triunfo sobre el búlgaro Grigor Dimitrov por 6-3, 6-1 y 6-2, en 2 horas y 15 minutos de juego. Ya instalado entre los 16 mejores del torneo que se juega en el Bois de Boulogne, el domingo se enfrentará con el duelo entre Novak Djokovic, el número 1 del mundo, y el esloveno Aljaz Bedene.
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Sobre el polvo de ladrillo de la cancha Simonne Mathieu, Schwartzman construyó una victoria valiosa. Con un juego consistente, agresivo, sin cederle la iniciativa a un rival que había arrasado y no había perdido el saque en sus dos primeros partidos. Hace unas semanas, en el Masters 1000 de Madrid, Dimitrov lo había derrotado de manera contundente: 6-0 y 6-3. “Me cagó a palos”, contó el Peque de una manera gráfica y directa sobre esa caída rotunda. Pues bien: el desquite llegó pronto, y en París. Y de qué manera.
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