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RÍO TERCERO/ SOCIAL / POLÍTICA / Marcos Ferrer, es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a la política local. Más allá de que se prendieron luces provinciales y nacionales. En lo doméstico, se muestra en público y en redes sociales junto a su familia: esposa e hijos mostrando a la sociedad que son compatibles su figura pública con en el trabajo diario como intendente de la ciudad de Río Tercero.
En ese sentido, Ferrer habló con el portal de noticias, en este caso sobre su vida personal.
- Rápidamente en un recuento, en estos últimos cinco años, donde usted fue funcionario de Martino, luego llegó la campaña electoral a intendente, la lamentable noticia de la muerte de su padre. Posteriormente, la asunción al cargo, la pandemia, la llegada de hijos al seno familiar, su casamiento con Daniela…. todo eso, en menos de una década. ¿Quiere hablar de su vida personal? Si es así, se siente feliz y debo decir que se lo ve feliz.
La verdad que sí, estoy feliz, es que le dedico tiempo a la familia, ya con Agustín, que es mi hijo más grande de 20 años, tengo una relación muy cercana, él vive en Córdoba y trabaja. Con Daniela formamos un hogar y Alfonsina e Hipólito que son mis dos hijos más chicos, de alguna manera completaron eso. Claramente, las personas que te rodean influyen mucho en lo que hagas, sea la actividad que sea.
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«En pandemia, uno ponía el televisor y era todo pandemia: casos, contagios, muertes y uno no podía salir y estábamos encerrados y la familia fue un soporte muy grande, porque encontré paz, aparte de la felicidad y la alegría. Encontré el motivo, por el cual la política dejó de ser el motivo principal en mi vida.
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Uno por ahí se confunde, y pone las energías en lo político y debo decir que el primer impacto fuerte lo tuve con mi papá, en medio de las PASO y ese momento fue repentino y doloroso. No me importa nada en ese momento, si ganaba o no. De repente, sentí que lo importante en la vida no lo tenía más.
Y la familia fue el segundo chirlo, esto es lo que realmente importa. Todo lo demás, pasa a segundo plano y la política puede esperar y puse la prioridad en la familia. Porque son los que están siempre y los que acompañan.
- Usted, en plena pandemia, sentí y pude ver unas lágrimas en sus ojos, en momentos que difundíamos cantidad de muertes de vecinos de la ciudad. Muchos de ellos, amigos, madres y/o padres de conocidos…
Muchas veces, la gente piensa que nosotros somos una especie de autómatas, que no tenemos sentimientos y que la política nos pone fríos y que acá en función uno toma decisiones y que son números y no es así.
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«Yo la pasé muy mal, con Miguel (Canuto) cada muerte que ocurrió en pandemia la vivimos como propia, tuvimos una angustia muy grande. Porque sintió que la palanca la abríamos para un lado: o abrimos o cerramos. De un lado mucha gente quería que nosotros encerráramos y por otro abrir».
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Por eso digo, que estos cargos son de mucha soledad y más allá de que tengo asesores, solo uno toma las decisiones. Sufrí mucho y me puso triste cuando estábamos vacunando y veía las colas de adultos mayores que pasaban frío en la calle, que se demoraba la vacunación y después la vacunación la hicimos nosotros y perfeccionamos nosotros.
Cuando, Gino tuvo el accidente de motos, también la pasé muy mal, muy angustiado. No es que a nosotros como Estado no nos importa lo que pasa, a veces no llegamos. Uno hasta que decide algo y hasta que eso ocurre pasa tiempo; una compra o faltó un papel. Y no es que vamos a nuestras casas y mañana será otro día. Vas a tu casa, abrazas a tu familia y en soledad se te cae unas las lágrimas. Todos somos papás, somos hijos. Uno no puede abstraerse de lo que nos pasa alrededor.