PERO COMO ESTA… NINGUNA… aún no salgo del asombro. Me encanta ir a la cancha. Lo disfruto desde el rol que me toca: ser parte de un equipo que transmite fútbol a través de la radio. Un sueño cumplido. Hoy nos tocó ir a Tancacha, dónde Huracán jugaba ante Independiente de Río Tercero.
Partido chato, pobre futbolísticamente hablando. Pocas chances. Trataron muy mal a la pelota. Sabiendo que los responsables eran tipos que la hacen desde hace mucho tiempo. Sí… Empataron «cero a cero».
Poco y nada para analizar. Y a decir verdad, me hubiese gustado escribir cada jugada de riesgo y contarles como fueron los goles… Pero no.
Vuelvo a lo del principio. Hemos visto cada jugada brusca a lo largo de tanto tiempo. Patadas, codazos, cortes producto de algún golpe. Trompadas ocultas (de esas que no las ven los jueces) y también esas expuestas frente al público en general, pero algo que jamás creí ver en nuestro fútbol…
La imagen es la misma de aquel mordisco de Suárez a Chiellini o la de Tyson a Vander Holyfield (foto tapa) directamente a la oreja. Imágenes que recorrieron el mundo y se habló en cada mesa de bar.
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» Hoy, esa misma escena sucedió en nuestro fútbol. Lo lamentable… es que lo vimos todos. Marcos Juárez, vaya a saber en qué habrá pensado o que se le pasó por la cabeza en ese momento, tomó la decisión de morderle la oreja a Franco Carnevale. El hombre de Independiente fue hospitalizado y la conmoción en el mundo del «rojo» aún no sale del asombro. Al igual que todos o muchos».
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Franco Carnevale
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¿Qué carajo está pasando? Los cánticos de las hinchadas (y hasta con instrumentos de orquesta incluida), cambiaron sus letras de «aliento» por la denigración hacia el rival. Nunca faltan «Los puteadores Social Club». Gente que paga una entrada para ir a insultar durante todo el partido.
Uno espera ansioso que llegue la hora de ir a disfrutar de un cotejo y últimamente nos vamos con un sabor amargo por las imágenes que tenemos que captar o relatar.
Sucede acá y en el mundo. Y a eso lo sé, lo entiendo… pero no lo comprendo, pero saben qué y lo más triste de todo, es que los más chicos ven, escuchan y aprenden de «lo malo» que hacemos los grandes.
El Ojo Web Información periodística de Río Tercero y la región
NOTA DE OPINIÓN DE SERGIO «CONEJO» MONTENEGRO
