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DEPORTE / FÚTBOL / Ibrahim Hesar pertenece a Belgrano de Córdoba y el viernes fue el autor del empate en un amistoso del combinado que dirige Héctor Cúper. Cómo fue su integración al equipo, la adaptación cultural y el sueño de clasificar para el Mundial. Nota por www.infobae.com
“Se dio todo muy rápido. Un día recibí un mensaje del ayudante de campo de Héctor Cúper para saber si estaba interesado en representar a Siria y no lo dudé”, cuenta Ibrahim Hesar desde Dubai, donde se encuentra defendiendo los colores de la selección de Siria.
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El delantero de Belgrano de Córdoba, nacido en Villa Ascasubi, debutó el 17 de octubre de 2023 en el seleccionado sirio en la derrota por 2 a 1 frente a Kuwait. Luego, enfrentó a Corea del Norte (1-0) y a Japón (0-5) por la Copa Asiática. Este viernes disputó el primer amistoso de 2024 ante Kirguistán que terminó 1 a 1, donde marcó su primer gol en el combinado de Medio Oriente. La semana próxima, jugará la Copa de Asia frente a Uzbekistán, y luego regresará a Córdoba para sumarse al equipo dirigido por Guillermo Farré.
El jugador sirio-argentino se va amoldando a su nuevo equipo: “Rezan cinco veces al día. Es un rezo cortito de dos o tres minutos. No hay horarios determinados. A lo mejor hacen antes o después de entrenar. A veces en la misma habitación tiran la manta al piso y rezan. Los respetamos como ellos a nosotros. Nos quedamos sentados y luego seguimos con la charla. Lo único que nos dijeron es que no pasemos al frente de ellos, pero que sigamos haciendo lo que hacemos”, relata sobre los rezos que profesan sus compañeros del seleccionado.
- ¿Los entrenamientos en la selección siria son parecidos o distintos a los que llevas a cabo en Belgrano? Son muy parecidos. No con tanta intensidad porque jugamos en pocos días el próximo amistoso. No son tan exigente en lo físico porque estamos muy cerca de jugar la Copa Asiática. La semana próxima nos vamos a Qatar donde se disputará las fechas para la próxima copa del mundo. Disfruto cada entrenamiento y los días que estamos acá.
- ¿Te imaginaste alguna vez representar a ese país? No, la verdad que no me lo imaginaba. Se dio todo muy rápido, y cuando me lo propusieron no lo dudé ni un minuto. Cuando recibí el llamado, acepté la propuesta. Pero nunca me imaginé que iba a jugar en una selección ni un campeonato como es la Copa de Asia. Me mandaron un mensaje de texto desde el cuerpo técnico de Cúper para ver sí estaba interesado en sumarme, y al mismo tiempo me preguntaron si tenía los papeles en regla de alguna descendencia siria. Le dije que sí, y ellos se encargaron de mandar todos los papeles a la FIFA.
- ¿Cuáles son los vínculos familiares que te permitieron integrar la selección siria? Soy sirio por parte de mi abuelo, tengo la nacionalidad. Él vino de muy chiquito a la Argentina con sus hermanos. Sabemos de las condiciones que requería Siria en ese entonces, y para tratar de sobrevivir un poco a lo que pasaba en aquel país, escapó hacia la provincia de Tucumán. Luego llegó a Villa Ascasubi, donde yo nací y tengo a toda mi familia. Yo y mis dos hermanos somos los únicos que tenemos nombres árabes.
- ¿Con qué te encontraste cuando conociste el plantel? Tenía mucha incertidumbre con lo que me iba a encontrar. Sin embargo, mis compañeros antes de llegar me habían comentado más o menos el panorama, y así fue. Me sumé a un grupo muy lindo, que integran jugadores muy sanos y respetuosos. Desde el primer día me hicieron sentir parte del equipo, como si fuera uno más.
- ¿Qué fue lo primero que te sorprendió al sumarte a ese plantel? Me sorprendió qué en los primeros días tuvimos una charla y ellos (mis compañeros) me dijeron: “Te vamos a adoptar como un hermano sirio más dentro de la delegación”. Eso te deja un poco más tranquilo para llevar adelante el trabajo de la mejor manera y poder ayudarlos a conseguir el objetivo.
- ¿En qué idioma te comunicas? Un poco en inglés. Pero en el plantel tenemos un traductor que nos ayuda bastante con la traducción de los teléfonos. Tenemos una aplicación especial en el celular que utilizamos para comunicarnos entre todos. Nos dieron una aplicación para descargar.
- Pero ¿en el campo de juego cómo haces para que te entiendan? Con señas. Pero también nos enseñaron unas palabras para decir en árabe. Si bien todo se habla en inglés, algunas palabras o frases las decimos en árabe para que haya una comunicación fluida. Por suerte, el entrenador es argentino y también están Ezequiel Ham y Jalil Elías. La mayoría de mis compañeros está jugando en la liga de siria. Otros se destacan en el exterior, en Grecia, Tailandia, Qatar y en Bahréin.
- ¿Qué sabes de la liga siria? Si bien nunca viajamos a Siria por la situación que atraviesa el país, mis compañeros me cuentan que no es una liga de las más fuertes. Pero a raíz de que en Arabia Saudita se está potenciando el campeonato por los jugadores que están trayendo, está creciendo de a poco y se pone cada vez más interesante.
- ¿Dónde juega de local la selección siria? La mayoría de las veces en Dubai o Qatar. Esta vez, nos tocó ser locales en Arabia Saudita en estadios muy lindos.
- ¿Cada partido que juega Siria asisten muchos espectadores a la cancha? Si, hay mucho folclore. Cuando tuvimos los encuentros por Eliminatorias asiáticas contra Corea del Norte y Japón, asistieron 7 mil sirios por partido para apoyarnos. Alientan muy parecido a los argentinos, pero no con tanta intensidad. Pero se hacen sentir mucho.
- ¿Te pudiste adaptar a la cultura árabe-siria? Es bastante complicada. Pero uno se va adaptando, aunque sea muy diferente a la nuestra. Con el correr de los días nos vamos adaptando, pero se hace difícil el tema del idioma, los rezos a diario, y especialmente con la comida. Nosotros los respetamos como ellos a nosotros. Pensé que era más fácil la adaptación, pero cuando llegué me costó bastante.
- ¿Por qué se hace difícil el tema de la comida? Comen mucho cordero. Lo cocinan al horno y nos cae bastante pesado. Pero para los sirios es muy habitual. También, las comidas muy típicas de acá que tratamos de no probar para evitar un malestar estomacal o que pase algo raro, así que vamos a lo conocido siempre y listo.