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Por Carlos Pajtman- Abogado, Matr. 10-092
De la manera que están ocurriendo los cambios, es fácil entender que hoy la confianza electrónica gana la partida. Millones de personas transitan su vida en el mundo electrónico, con sus actividades económicas, y en sus propias vidas.
Las redes sociales, en estos días, nos muestran como un montón de gente, a veces conocida, a veces amigas y a veces nada de nada, que está de veraneo, situando el lugar donde está con sus ropas de playa, con su familia y sus bienes.
Otras veces, se muestra en su casa, con su familia, sus mascotas y bienes. Sin olvidarnos que también se muestran muchísimos eventos públicos o privados en los que participamos los actores de las redes sociales, desde el voto dentro del cuarto oscuro, hasta el cumpleaños de la “nona”. Todo esto no parece ser de preocupación para la mayoría de las personas, en cuanto a “datos”, pues muy pocos se miden en publicar su propia vida.
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Lo que sí parece de mayor cuidado, son algunos “datos” de índole económica, de seguridad de cuentas bancarias virtuales o reales, lo vinculado a moneda electrónica y no mucho más.
A su vez, el tráfico de transacciones económicas-comerciales, igualmente, se proporciona “datos”, lo que demuestran que se tiene una especie de “fe” en los sistemas electrónicos. Esta “fe” en los sistemas electrónicos tiene riesgos, uno de ellos y el más usado es para producir “estafas”, mitad electrónicas, mitad telefónicas.
La política criminal tomada desde la Fiscalía de Delitos Complejos a Cargo del Fiscal Gavier de la ciudad de Córdoba, desmanteló una red inquietante de entramados delictivos desde la cárcel por el tema de las “estafas telefónicas”, donde cayeron presos, algunos que ya estaban en “la gayola” y funcionarios de alto rango que pasaron a hacerles compañía a aquellos.
Esto trajo como consecuencia que; atrasando los derechos humanos; se les secuestrara a todo el mundo los “celulares” que usaban muchos internos, y que “algunos”, avivados, y en complicidad delictiva con los funcionarios, guardiacárceles y vaya a saber quiénes más. Esta medida cortó de manera abrupta la cantidad de estafas, fue evidente, de un día para el otro, no más estafas con los celu; lo que deja en claro que era desde las Cárceles.-
Ahora hay otra parte, que es la posibilidad de los estafadores de “entrar” a los datos personales a través de las redes, a información pública, privada, íntima, que es la parte más sensible y que no imaginamos, cuando ponemos tanta información en las redes.
Veamos, quien pone fotos de sus vacaciones, es posible que esté dando información de que su domicilio está sin habitantes; quien muestra su vehículo, empieza a dar datos sobre su poder económico, quien muestra a sus hijos, prepara un escenario peligroso para el grooming, diría que mostrar una fiesta es dar información para qué se interpreta que habrá muchos automotores con sus “neumáticos”, (en otros tiempos habría sido el “estéreo”), no olvidemos la “geolocalización” y la lista podría seguir, solo hay que razonar el riesgo.-
¿Es tan seguro mostrar todo…? La pregunta queda en el vos…. ¿confiar “cara a cara…o confianza electrónica? No te apures en responder, en unos días viene la segunda parte.