INSTITUCIONES / El comienzo del sueño se inició en 1999, cuando un grupo de soñadores y actores sociales conforman «Un Cauce Común», lo que por aquellos años era reconocido por un movimiento artístico multidisciplinario. Posteriormente, esas mismas manos solidarias libraron y pusieron a circular en la ciudad la revista La Luciérnaga, que era distribuida por «chicos canillitas» de bajos recursos.
La mirada social del colectivo artístico cultural, ponía en por esa década una agenda comunitaria, marcada en Río Tercero por la «postragedia» de las explosiones. Sumando ilusiones, además de la revista La Luciérnaga que era la concreción material del sueño colectivo, agregaba meriendas, talleres y apoyo escolar a niños y niñas que lo necesitaban.
Los proyectos siguieron y se sumaron el No Durmai y el Papelón. Ambos logran hasta el día de hoy el funcionamiento de la Fundación Juntos a la Par. Finalmente, un 29 de junio el sueño se concreta con una casa propia, ubicada en Catamarca al 1547.
Las nuevas instalaciones cuentan con amplio SUM, un depósito, una batería de baños para hombres, mujeres y para discapacitados. Un espacio para cocina que atienden mediante una merienda a 15 niños y niñas de la comunidad, una aula para apoyo escolar donde 10 docentes colaboran con 10 chicos de la ciudad los días martes y jueves por la tarde.
TALLER
En la parte alta de la casa Fundación Juntos a la Par, un grupo de 12 mujeres hace funcionar un taller para la creación de gorras, cofias, cuchas para perros, almohadas, bolsos de telas y cueros. Allí, en el lugar de trabajo Graciela Cruz (62) afirma: «es mi segunda casa, este trabajo me ayuda a mi economía familiar, acá somos familia».