El Ojo Web Información periodística de Río Tercero y la región
NOTA DE OPINIÓN / Por Joaquín Escribano
A lo largo de las últimas décadas, en la Argentina, los gobiernos locales vienen atravesando una serie de procesos políticos, económicos y sociales que los posicionan cada vez más como protagonistas en la producción y el trabajo, dimensiones principales de la dinámica económica a escala local.
La descentralización de funciones desde el Estado Nacional hacia los gobiernos municipales, los nuevos retos de la globalización en el plano económico, el abandono de los territorios municipales por parte del presente Gobierno Nacional y la creciente diversidad territorial en las distintas localidades, son procesos que incitan a los gobiernos locales a tomar un rol activo y pujante en la economía local. Por lo tanto, resulta importante trabajar en herramientas de análisis y estrategias de abordaje de la dimensión laboral y productiva.
Los desafíos actuales consisten, por ende, en la generación de iniciativas locales, el aumento de la productividad / competitividad del sistema productivo local, el fortalecimiento del empleo, la promoción de formas de trabajo asociativo y auto-gestionado y la disminución de desigualdades laborales, entre otras cuestiones.
Basándonos en el territorio, como actor fundamental del desarrollo y lugar donde se produce y se trabaja, es que debemos ampliar la observación de la producción en su organización territorial a la incorporación de su entorno. Esto implica sumarle (a esa producción) los recursos naturales y materiales, el mercado de trabajo local, la formación de las personas, el marco jurídico, aspectos socio institucionales, la investigación y el desarrollo para la innovación, infraestructura básica, etc.
Es decir, las unidades productivas (empresas, cooperativas, hogares, estado) no son actores aislados, sino que se desarrollan en un entorno territorial que constituye un entramado complejo de relaciones con los aspectos antes mencionados.
Es por esto, y porque Río Tercero es una ciudad industrial, que se deben priorizar las articulaciones existentes en el territorio de nuestra ciudad, mejorar la estructura de organización industrial y los mecanismos de coordinación entre actores productivos.
Partiendo del concepto de competitividad clásico, se deben incorporar otros factores que hacen que la misma se convierta en competitividad sistémica territorial: incorporar las dimensiones del sistema político e institucional de la ciudad, la participación de sus actores, el sistema de innovación territorial (si es que existe), el ambiente y la sustentabilidad y generar un sistema profesional de formación territorial para el empleo (capacitaciones).
Es en torno a lo expresado, que el Municipio puede optar por dos opciones en materia de políticas públicas para la producción y el trabajo: Políticas Activas o Políticas Pasivas.
- Las políticas pasivas
están dirigidas directamente a la protección social de la fuerza de trabajo desocupada; generalizando la vigencia del seguro por desempleo, prolongando la permanencia de los adolescentes y jóvenes en el sistema educativo, etc. La característica sustantiva de esta política es la transferencia no condicionada de ingresos, siendo un ejemplo claro los seguros de desempleo. La mayoría de estas políticas son diseñadas y ejecutadas por gobiernos nacionales, y en algunas ocasiones, por instancias provinciales.
Por su alto costo, los gobiernos locales se veían impedidos, hace un tiempo, de financiar este tipo de acciones; sin embargo, a partir de la irrupción de las Oficinas de Empleo (como la existente en Río Tercero), han sido los gobiernos locales los que han empezado a gestionar estas políticas.
- Las políticas activas
en general se direccionan a formar a los actores sociales; crear o perfeccionar el funcionamiento del servicio público de empleo; otorgar subsidios a las empresas para fomentar la creación de empleos; promover la búsqueda de una competitividad genuina; etc.
Estas políticas activas serían un conjunto de servicios y programas de orientación, empleo y formación profesional, dirigidos a mejorar las posibilidades de acceso al trabajo (por cuenta propia o empleos en relación de dependencia) de las personas desempleadas; al mantenimiento del empleo y a la promoción profesional de las personas ocupadas; y al fomento del espíritu emprendedor. Personalmente, me inclino más hacia este tipo de políticas.
El Gobierno Municipal se debe plantear las condiciones específicas del territorio local, para que las políticas de empleo sean eficaces, y no estén diseñadas de manera improvisada (como actualmente sucede, a mi parecer), considerando que el mercado laboral es un hecho territorial. Es decir, lo que sostenemos muchos riotercerenses: Río Tercero no tiene un norte específico como ciudad, y es imperativo que lo establezca pronto.
Trabajar desde lo local permite construir desde el propio perfil económico productivo, repensarnos desde nuestros propios recursos endógenos, con más pertinencia, en conocimiento del contexto local – regional. Esto permitiría articular todos los recursos disponibles, potenciando lo existente, con los actores públicos y privados relacionados y desarrollando lo necesario para lograr un fuerte protagonismo en nuestro propio territorio, en lo referente a la generación de producción/trabajo local.
Actualmente nos encontramos ante un Parque Industrial prácticamente estancado, y no es solamente por el adverso contexto nacional que nos toca vivir, sino que influye, en gran parte, la pasividad al respecto de los gobiernos locales que se han ido sucediendo desde hace 20 años.
Río Tercero tiene todo para ser una ciudad pujante, productiva y central para la Argentina. Es cuestión de tomar la materia con seriedad y contar con una férrea voluntad política para que ello ocurra.
