RÍO TERCERO/ ENTREVISTA EXCLUSIVA AL INTENDENTE ALBERTO MARTINO/ POR PRIMERA VEZ CUENTA LOS INICIOS DE SU VIDA POLÍTICA/ UNA HISTORIA CONTADA COMO ES ÉL «A LO NATURAL»/ Luego de transcurrir su segundo período como Intendente de la ciudad de Río Tercero, por Carta Orgánica Municipal no podrá repetir su cargo. El propio Martino será el jefe de campaña del espacio que lo promueve a Marcos Ferrer.
- La juventud radical, de la década de los 80 y 90 con nombres como Bardela, Nostrala, García.. Eran épocas por la disputa del poder de la juventud, eran elecciones terribles como la del ´89. A mi me afilia el tío de Agustín, Javier Furbatto quien trabajaba con Pedro Gioda en la legislatura.
Podemos nombrar nombres como Marcelo Villaroel, Sergio Blua en un lado y del otro a Daniel Bardela, Adrián Scopa, Juan Bonzano, inclusive Adrián Favot (esposa de María Luis) por la línea Córdoba.
La primera elección que yo participé como Secretario de la Juventud, el que ganó en mi primera elección en el Comité fue con Adrián Favot como Presidente de la Juventud en Río Tercero. Como es la historia de la vida. Tenía 23 años.
- En aquellos tiempos se defendían ideales. Si absolutamente. En esos tiempos como Intendente estaba Abel Bossa, ahí nomás también se eligió a candidato a intendente y fueron comicios durísimos en la interna con la línea Córdoba entre Juan Carlos Borsalino y el “Pancho” Del Franco.
Nosotros apoyábamos al “Pancho” Del Franco del sector de Pedro Gioda y a Borsalino tenía el de Juan Carlos Boco. Finalmente termina ganando Borsalino, quién quería ser Juez no Intendente (risas) y terminó siendo Juez.
Por eso es muy importante tener ganas de querer ser intendente y demostrarlo sino… te puede ir mal lo mismo, pero la gente se da cuenta cuando no tienes ganas y ahí apareció en el ´91 una interna grande, entre Omar Sánchez, Lucio Prado, Abel Bossa y eso nos llevó a perder la intendencia de la mano de Carlos Rojo.
- En esos tiempos había legisladores de la ciudad que estaban en Córdoba. Estaba la bicameral todavía, Pedro Gioda estaba en la de Diputados y Juan Carlos Boco en la de Senadores y después cuando Angeloz gana de nuevo en el ´91 la gobernación pasan los dos a ser Presidentes de los bloques. Boco en el Senado y Gioda en Diputados, luego Boco asume como Ministro de Educación.
- Eso demuestra que esos años de la intendencia de Rojo en el municipio el radicalismo se sentía en una oscuridad. Hasta el 1995 que Angeloz era gobernador nosotros medianamente disfrutamos el poder, porque teníamos la Provincia. Recuerdo que hacíamos un trabajo en los barrios todos los fines de semana, fundamentalmente con Juan Carlos Boco y Daniel Machiglione, fue ahí donde conocí mucha gente en los barrios. Todavía me acuerdo de los punteros que teníamos en cada barrio.
Que el subsidio, el bolsón, que la chapa que en esa época se estilaba mucho.
Cuando asume Mestre ahí se nos cae un poco el protagonismo los que veníamos en política, ni que hablar cuando en el ´95 tuvimos muy cerca de ganar la intendencia con Pedro Gioda. Hicimos un gran trabajo un gran laburo. Con 28 años yo era el jefe de campaña pero nos gana Carlos Hugo Rojo por la sumatoria con la UCDE y quedamos en el llano literalmente.
- Esas historias de campañas eran diferentes a las actuales. Yo tenía una Saveiro, color roja y todos los días era el encargado de organizar un acto por barrio. Hacía comprar los chorizos, carbón y el pan y por ejemplo iba a barrio Castagnino, buscaba un galpón de un amigo nuestro: un acto ahí. El día martes en barrio Belgrano en otro galpón de un amigo. Esa era la campaña: puerta a puerta.
Por las noches las campañas eran ásperas, pelearse por un lugar de los pasacalles, que te lo bajaban (cortaban lo alambres). No había redes sociales, ni televisión, solo LV26, las Fm recién empiezan a surgir.
Las publicidades eran pasacalles, pegatinas y pintar las paredes. Las disputas de los espacios eran bravas.
- ¿Lo marcó alguna situación en esas campañas? Lamentablemente la realidad es difícil de cambiar. Me encuentro hoy que soy Intendente y después de más de 20 años, la verdad la carencia son prácticamente las mismas en los barrios. Las familias que tenían dificultad en esos momentos siguen teniendo las mismas necesidades. Capaz que nosotros tengamos un problema cultural, porque eso se traslada a los hijos, a la familia.
Son pocas, las familias punteras que progresaron o crecieron. Los barrios carenciados son los mismos de ahora. Las familias son las mismas, solo que se han agrandado mucho más y eso no es local, es de la cultura argentina. La pobreza nos atraviesa a todos.
- La ciudad no tiene villas miserias. En eso se mantuvo, en los barrios más periféricos como Monte Grande, Parque, Cerino, Sarmiento, Los Algarrobos y Mitre siguen siendo igual, no se agrandó. Se han mejorado la infraestructura de los barrios, las salas asistenciales de aquella época no son las mismas que ahora. Ahora, tienen transporte urbano, la recolección de basura antes era tres veces por semana y ahora es diaria. Ahora tienen luces led.
Es otra cosa, ahora las calles se arreglan más seguido. En infraestructura ha cambiado pero las carencias de las familias no.
- Sigamos con la línea de, tiempo termina la era Rojo y … Muchos teníamos ganas de dejar la política. Te cansás de perder, perdimos en el ´91, en el ´95, perdimos en el ´99 con Luconi y en el 2003 aparece Brower como una alternativa, que parecía que no quería ser, o que sí.
En ese entonces, Marcelo Villaroel es el que más lo conocía, porque trabajaba con él en Córdoba y lo impulsan conjuntamente con Pedro Gioda para ser candidato. En esos años estaba abocado a mi profesión, igual participé de la campaña.
De ahí empieza mi carrera de forma vertiginosa, porque se da que tengo que participar de una elección como candidato a legislador departamental – porque nadie quería ser- y casi termino ganando contra el Lichi Scarlatto (2003).
- ¿Ahí usted se convenció de que podía llegar más lejos? La verdad, sin proponérmelo era candidato, estaba ahí como protagonista. Quizás por la formación académica que tenía como abogado dentro de la Juventud. Siempre me postulaban como candidato a concejal y con 28 años si hubiese ganado Pedro Gioda era seguro que iba a ser el Secretario de Gobierno (1995).
- En ese punto, Marcos Ferrer dice que es un error que con 28 años haya sido Secretario de Gobierno, como que le faltó experiencia. No pienso lo mismo, hoy los jóvenes tienen una preparación y mentalidad para asumir cargos importantes. Ellos maduran mucho más rápido que en nuestra época. Hoy todo lo que tiene que ver con internet, redes sociales te llevan a un proceso de maduración que los jóvenes. Ellos se desempeñan en la calle y en la política.
A los viejos políticos los miraba como próceres cuando hablaban y ahora ellos están a la par nuestra tirando ideas y discutiendo los ejes de campaña. En épocas viejas parecía brillante los discursos en el Comité, hoy me dormiría. Los chicos participan de la campaña, como uno más.
- ¿Le decían la “babosa” a Brower porqué nunca se lo podía agarrar? La anguila, porque es hábil, porque no se sabe para dónde iba a disparar.
- Volvamos a su carrera política, ¿cómo sigue? Entro como Secretario de Gobierno de Brower, estuve dos años y medio. Después me voy, vuelvo de nuevo en el 2007 como Secretario en lo Legal y Técnico y asumo como concejal y Presidente del Concejo Deliberante. En el 2011 como jefe comunal.
- Desde los medios se opinaba que que usted en el Concejo estaba en el barro político. Ahí me doy cuenta que puedo ser intendente. Cuando fui Secretario de Gobierno había dicho –me cansé de decirlo y nadie me creía- que mi tiempo para ser intendente era el 2011.
Estuve en la calle y en ese momento empieza la rivalidad con Peirone.
- Usted es, ¿rencoroso o memorioso? Memorioso, Dios y la vida te van poniendo las cosas en su lugar. A mi no me pudo ganar. Lamento la rivalidad que tengo con Peirone.
Con Peirone podríamos haber sido los dueños de la política de Río Tercero por veinte años si nos hubiéramos puesto de acuerdo.
Los que estamos en política somos ambiciosos, Juan Pablo tiene un problema que la ambición lo desborda.
Yo tenía más tiempo recorrido en el radicalismo, él vino de Los Cóndores en el 2002, hacía desde el ´89 que venía. De hecho la gente, los referentes me posicionaban.
Si él hubiera sabido esperar, después de Brower era yo y luego él. Hubieramos sido el Schiaretti-De La Sota de la ciudad. La verdad que es un buen candidato Juan Pablo y terminamos enfrentados por los de afuera, que después lo hicimos ambos propio.
Esa pelea fue fomentada un poco agrede para conservar el poder el “Luchi” Brower, para que no tuviera sombra. Uno a la distancia lo ve y aprende de la política. El“Luchi” es como que nos hizo pelear a nosotros y él quedo solito, porque nosotros eramos una sombra. La verdad, Juan Pablo y Alberto eran peligrosos para él.
Hago la autocrítica y nunca tuve la capacidad de tratar de acordar. Ninguno de los dos quiso dar el brazo a torcer. Lo respeto como candidato como adversario, pero se transformó en algo personal, además pasaron muchas cosas en el medio.
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- Su gestión trabajó sobre lo coyuntural, sobre el día a día. El contexto nacional nunca nos ayudó, desde el 2011 que soy Intendente nunca nos acompañó, salvo algunos veranitos. Sobre la ayuda nacional no recibimos nunca ni de Cristina ni de Macri.
La primera gestión de Gobierno nuestra fue muy mediocre, es la realidad. La levantamos al último a puro corazón y orgullo, de decir “la p… madre tanto que jodí para ser Intendente no me puedo ir en mi primera gestión”, me decía: “no es lo que quiero para mi ciudad”.
No me quería quedar con el trago amargo de irme sin pena ni gloria, por el esfuerzo que le puse para ser Intendente.
Creo en Dios, porque después del Centenario de la ciudad, y con la devaluación del 2014 nos tiró para atrás mal, y en agosto lanzamos una moratoria donde nos ingresó mucho dinero y nos ayudó a hacer muchas obras, como la Savio, también empezamos con el desagüe de la calle Igualdad, luego vino la lluvia grande y la gente valoró la obra de la Igualdad. El tornado en barrio Monte Grande nos posicionó en el barrio ante la emergencia
- Usted nunca le sacó el cuerpo de estar en los malos momentos. Siempre puse la cara. Me gritaban en los barrios: “ehhhh”, puteaban, pero yo iba igual.
(continúa…)