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Cuando el NO de ahora es un SI de mañana

 

Por Justo Dagorret

Semanas atrás, vecinos de barrio Héroes de Malvinas y de Monte Grande de la ciudad de Río Tercero alertados por la instalación de antenas de celulares lograron que a «priori» los proyectos sobre las construcciones de las torres se paralizaran, primeramente por no poseer la habilitación municipal correspondiente. Desde el Municipio se paralizó el proyecto y desde las compañías telefónicas advierten que se empezarán a resentir los nuevos servicios, principalmente los de conectividad.

Para resolver esta problemática, la primera discusión que deben dar las autoridades y fundamentalmente los concejales de la ciudad, es realizar un estudio sobre las necesidades del sector y trabajar para poder brindar soluciones para luego plasmarlas en ordenanzas y de ese modo allanar el camino a las futuras inversiones con reglas claras.

Un dato que refleja el desapego de la situación y corroborada por el OJOWEB es que ninguna autoridad municipal ni concejales de la ciudad no conoce la cantidad de antenas dedicadas al servicio de telefonía. Información básica, para iniciar la discusión.

Concejales sin actualización en su sistema

Río Tercero es uno de las ciudades que posee una normativa vigente como es la ordenanza nº 3755 del 2014, que establece la radiación de antenas de telecomunicaciones exclusivamente en el Parque Industrial Leonardo Da Vinci. Por supuesto bajo cumplimientos nacionales de instalación de esas torres según ley nacional nº 19798 (de Telecomunicaciones), la Resolución nº 3690/2004 de la CNC y la ley provincial nº 9055.

Pero, ¿por qué la restricción de no instalarlas en otros lugares de la ciudad? ¿Y si los vecinos no realizan el reclamo? Por una sencilla razón tanto vecinos como concejales como autoridades municipales no afrontan la problemática.

Para conocimiento de los actores sociales, el 75% de la población posee internet en su domicilio. Ese vital servicio de telecomunicaciones domiciliaria, actualmente lo prestan las empresas de Cablevisión (fibra óptica), COSP (fibra óptica y cable coaxil), ITC (inhalámbrica) y Arnet (fibra óptica).

En tanto, en el universo de personas – unas 45 mil personas en Río Tercero-  utilizan telefonía móvil. Por consecuencia todos los nuevos dispositivos móviles tienen servicio de internet móvil. Esa prestación deberían funcionar en todo el ejido municipal, con las nuevas tecnologías como son la transferencia de datos.

Más antenas. Más chicas, en diferentes puntos de la ciudad

Con la llegada de 4G y 5G, los usuarios necesitan más antenas distribuidas en diferentes puntos de la ciudad para lograr mayor conectividad. Un ingeniero dedicado a las comunicaciones expresa: “la discusión hay que darla, es una disputa central. La gente quiere conectividad pero no quiere ver nada, quiere que le ande WIFI a full. No se prevé infraestructura urbana en ese sentido. Las compañías para poder ofrecer más servicios, necesitan mayor cantidad de torres, para que en cada una de ellas haya más cantidad de microceldas y poder tener conectividad en el lugar cercano a la torre. El concepto de una antena grande con muchas microceldas, está descartado porque no se puede brindar cobertura amplia”.

¿Las antenas contaminan o no?

En las grandes ciudades, cómo Córdoba las empresas de telefonía dan a conocer los resultados de cada medición de Radiaciones No Ionizantes (RNI) de las antenas de manera obligatoria y además brindan información a los centros vecinales y deben difundir en un lugar visible en el inmueble donde se asienta la antena.

Y es precisamente la CNC la que exige el cumplimiento de la Resolución N°202/95 que establece los niveles máximos permitidos de RNI para proteger la salud y verificar que se cumplan esas metas.

Río Tercero debe amigarse con la tecnología

Dicho esto, el 1º de enero del 2018, la industria de las telecomunicaciones en la Argentina vivió el inicio de un ciclo histórico al habilitarse la prestación de servicios de cuádruple play (Internet, TV por cable, telefonía celular y fija).

En la ciudad de Río Tercero como la mayoría de las ciudades se entró en el terreno del debate: «cómo convivir con la teconología». Prohibir por prohibir es cosa del pasado y la ciudad posee muchos ejemplos en ese sentido.

Un tirón de orejas a los concejales que no discuten el tema. No estudian o por lo menos no visualizan su trabajo. Además, no preguntan a las compañías telefónicas como Claro, Personal y Movistar sobre el futuro plan de inversión para el 2019 y 2020 en referencia la instalación de las antenas, herramienta esencial en el meganegocio de las compañías por la distribución de datos principalmente.

En referencia a las ordenanzas del 2000 y 2014 aprobadas por el CD son de una condición precaria y sin visión futura. En contracara, las compañías advierten que los servicios deben tener inversiones ante la creciente demanda sobre el mayor tráfico (subida y bajada de datos).  Las antenas en la ciudad están colapsadas y la inversión para la recepción de señales y transferencia de datos es de absoluta celeridad.

Pero esto no es todo. Hay otro tema que inquieta: según explican los expertos, los sistemas 4G y 5G demandan torres de entre 12 y 18 metros. Hasta el momento la CNC sostiene muy detalladamente: “Las estructuras sobre suelo urbano no excederán de 45 metros de altura, a excepción de emplazamientos compartidos, en los que se podrá habilitar a 50 metros.

Debo recordar que la tecnología es esencial para el crecimiento individual, comercial e institucional. ¿Estamos preparados para las nuevas tecnologías? La respuesta al día de hoy es un no. Hoy el servicio de 4G y 5G en la ciudad es para un sector, algo que se debe cambiar.

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