Argentina enfrenta una nueva crisis económica y Río Tercero no es la excepción. Pese a no provenir del mundo doctorial empresarial, el nuevo intendente de la ciudad Marcos Ferrer intenta poner un manto de realidad sobre cuestiones básicas de la economía pública.
Siendo funcionario por más de una década de su exjefe Alberto Martino, Ferrer sabe como ninguno de las desprolijidades y manejos poco transparentes de la antigua gestión municipal. También se debe mencionar que las buenas relaciones políticas que Martino tuvo y sostuvo con la Provincia le valieron obras necesarias que la ciudad requería como el desague de la calle Catamarca, por citar un ejemplo.
Volviendo al terreno austero, en plena campaña electoral, el camino lo había iniciado el contador Raúl Bertalot con aquella recordada frase “La Municipalidad necesita un orden y un cambio…” que en aquellos días el extribuno de Cuentas esa opinión era compartida por otros funcionarios que veían el manejo discrecional en fondos públicos y que sosteníam que ese método debía tener un límite.
La iniciación de obras como la calle Juárez Celman en barrio Parque Montegrande y la realizada en la calle Río Bamba de barrio Monte Grande es un claro ejemplo de la poca transparencia y previsibilidad.
En ambos casos, se iniciaron los respectivos proyectos sin contar específicamente con los recursos y a qué partida se erogaría. Lo más preocupante, es que nunca se supo si las obras serían por contribución por mejoras o un regalo de la Provincia o Nación. En todos los casos, el nivel de desprolijidad fue caótico.
En este 2019, el propio Ferrer siendo Secretario de Obras Públicas y de Hacienda, intentaba equilibrar estos desfazagues que provenían principalmente de la conducción del Ejecutivo y muchas veces del capricho de Martino.
Pero más allá, de conocer este pequeño ejemplo para entender el futuro, Marcos Ferrer sabe que el Municipio llegó al tope de su funcionalidad económica y financiera. En ese sentido, los nuevos aires de Gobierno Abierto reclamados por la oposición asoman como una prioridad en la gestión comunal.
También hay que decir, que este especie de vidriera púbica de los números públicos, que se intenta demostrar debe ir acompañada de los gestos de los funcionarios políticos, para que el real cambio se pueda notar.
Además del programa Gobierno Abierto, la cirugía implementada por Ferrer en gastos “inflados e innecesarios” como cantidad de becarios, el control de los horarios de los empleados, la baja de 200 líneas de celulares o el control de los casi 100 vehículos que dispone el Municipio es el inició de las medidas que vendrán de cara al 2020.
En lo político, Marcos Ferrer no tiene mucho margen, el 30% de los riotercerenses confía en su gestión pero tiene un 70% que mira y/o observa este denominado plan de austeridad que se inició en este 2019 y proseguirá durante todo el 2020.
Marcos Ferrer pretende que el Municipio salga de un Estado perezoso. “Debemos justificar cada peso gastado”, sostiene un funcionario. La buena noticia para el nuevo intendente es que algunos funcionarios ya trabajan full time o lo que conocemos como trabajo a destajo. Ni más ni menos, Ferrer pretende salir de un Estado con pereza.
El acierto del EM de intervenir en la decisión de acordar que la Tasa Por Servicio a la Propiedad para que se vote por unanimidad con el consentimiento de las oposiciones y sumado al gesto político de reunirse con los líderes de los otros partidos de la ciudad, abre la ventana del diálogo que la ciudad reclamaba.
Para Ferrer, la verdadera gestión comenzará en marzo cuando las cuentas públicas se hayan equilibrado y con la base económica del pago único de las tasas le permitirá mostrar sus proyectos en obras.
Además, el crédito de la gestión municipal lo deberán aumentar sus funcionarios “muy promocionados” y que estén a la altura de una función pública. El punto débil de su equipo es que muchos de ellos no tienen experiencia en lo público, con apenas 15 días de su gestión la mayoría ya mostraron errores clásicos de novatez, en contracara se puede decir que las conductas públicas se realizaron de buena fe.
Como dato positivo, Ferrer y su equipo de Salud tomaron la propuesta de Juan Pablo Peirone sobre que el Municipio brinde el servicio de Pediatría. En las próximas semanas podría haber alguna novedad al respecto.
Por último, en los pasillos del palacio municipal sostienen que los concejales deben tener un gesto legislativo de acompañar este plan de austeridad del Ejecutivo Municipal.
Para algunos no alcanza con un reajuste de los proyectos de Tarifaria e Impositiva. El vecino percibe los gestos, Marcos Ferrer en sus pocos días de gestión mostró un camino que “a priori” propios y opositores apoyan su plan de austeridad.
Las últimas noticias de que la Municipalidad de Córdoba, sus funcionarios y concejales se congelen sus salarios por 180 días es una alternativa que cada vez cobra más fuerza en el entorno de Ferrer, pero otra vez la viveza criolla del receso por más de 30 días del Concejo Deliberante deja a la ciudad trunca el camino de no seguir discutiendo ajustes y/o proyectos.
A decir en criollo, la gran diferencia es que la gestión municipal no se toma vacaciones, por el otro lado los concejales ya gozan de vacaciones, que apenas trabajaron tres semanas. En definitiva, el palacio municipal intenta salir de un Estado perezoso pero el palacio legislativo sigue con pereza.