Ignacio Monzón (33), un vecino de barrio Parque Montegrande se gana la vida propalando publicidad en su barrio. Dice que trabaja con tres clientes por día, ya que no le dan los tiempos. Las publicidad diarias rondan los 200 pesos.
Las calles del barrio tiene un personaje, un vecino, un trabajador que encontró en la publicidad callejera, un modo para vivir. Sus clientes publicitarios le permiten vivir y costearse los medicamentos de su enfermedad.
Cuenta Ignacio, que la epilepsia, me lleva un gran costo, los medicamentos por mes me cuestan tres mil pesos. Pero, la publicidad me permite vivir bien. Trabajo todas las mañanas y las tardes. Recorro todas las manzanas del barrio. Pero todas, aclara.
Cobro entre 200 y 400 pesos por publicidad por día, y tengo dos o tres clientes por día.
La bicicleta, tiene batería, que está sustentada por un panel solar, que le permite andar todo el día para hacer sonar «el parlante» y que la publicidad rueda. Cuenta Ignacio: «hice un curso de locución y eso me permite hacer yo mismo las voces y después le pongo música».