RÍO TERCERO/ PANDEMIA DEL CORONAVIRUS/ DESMONTE Y BASURALES A CIELO ABIERTO EN LA RESERVA/ La reserva natural El Caracol es el espacio más grande de la ciudad de Río Tercero que está protegido por ordenanzas municipales y provinciales. Los intentos tibios por la protección de parte del Estado Municipal y de organizaciones no gubernamentales no alcanzan para los reiterados desmontes y proliferación de mini basurales. FOTO TAPA/ MUN.RIO 3/ Hace un año atrás la reserva fue declarada en emergencia sanitaria.
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Una vez más, la reserva natural es noticia por los reiterados desmontes de gente en busca de ramas y árboles principalmente de espinillos para la calefacción de hogares. Desde el Municipio admiten que esta situación es compleja y con un costado social. La gente va en busca de leña para calefaccionar sus hogares, insisten.
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La reserva tiene una superficie paralela al río Ctalamochita de unos doce kilómetros de largo por un kilómetro de ancho y junto a la otra reserva al costado de la avenida Perón en barrio Media Luna son las dos únicas protegidas por las legislaciones locales y provinciales.
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PROBLEMÁTICA. La reserva es utilizada por miles de ranners (corredores) que día a día transitan el lugar en busca de paisajes exóticos, tranquilidad y naturaleza. Los sucesivos desniveles son ideales tanto para corredores como para ciclistas. El lugar cuenta con rica flora como espinillos, algarrobos, chañares, sombras de toro (pocos) y piquillines, entre otros.
El otro costado negativo, es que además del desmonte ilegal es la tira de escombros y basura domiciliaria que afean y brindan un mal aspecto. Existe en el lugar, una gran cárcava donde allí se depositan escombros, heladeras, colchones por gente particular, donde por ordenanza está totalmente prohibido.
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ND: ésta problemática no es casual sobre el desmonte de gente en busca de leña o la reiterada tira de basura y/o escombros por parte de pobladores de la comunidad. Las autoridades municipales deberán definitivamente resolver esta problemática con el apoyo de las organizaciones ambientales. El compromiso además de ser enunciativo tiene que ser pragmático.
Primero, el Estado Municipal deberá hacer cumplir la ordenanza sobre la violación a los que depositan material no autorizado, además de multar a los que desmontan. Segundo valorizar culturalmente el lugar, algo que El Caracol carece de sus inicios.
Esta reserva debe tener sentido de pertenencias no sólo para corredores y ciclistas, sino para una comunidad educativa que tiene a tan solo unos metros una extensa flora y fauna. En ese sentido, organizaciones ambientales muestran un interesante trabajo que podría ser la currícula de cualquier materia referida a las bondades del río Ctalamochita.
En fin, basta de palabras es hora de que trabajar.