El año 2017 será recordado como un año de transición política, económica e institucional. Definitivamente las ideas y lo que uno piensa de los partidos políticos ha cambiado y seguirá cambiando. En la ciudad de Río Tercero, en el 2019 la jugada y apoyo de los partidos Unión Por Córdoba y Cambiemos son los que van a definir la elección para el próximo intendente.
Quién apoya a quién va ser la jugada electoral. Los enroques, los apoyos no están definidos, el hombre que se mueva con mayor seducción va a lograr que estos dos partidos definan al electorado,
POLÍTICA NACIONAL. En primer lugar en el ámbito nacional los partidos están mutando a ideas grupales, como es el caso de Cambiemos, que es una alianza de varios partidos entre ellos el PRO, el Radicalismo y la Coalición Cívica. Hoy el partido de color amarillo tiene la aceptación y la cantidad de votos, para promover y hacer reformas no sólo tributarias y jubilatorias, además, como la sindical, la laboral, entre otras.
POLÍTICA PROVINCIAL. En la Provincia, la situación tiene varios matices, por un lado Unión Por Córdoba, deberá renovarse ya que sus adversarios si logran unirse: el PRO, Radicales son una serie amenaza política de quedarse con la Gobernación.
POLÍTICA LOCAL
En la ciudad de Río Tercero, la política sigue siendo un «Caja de Pandora». Los hombre hoy son de color rojo y blanco , después amarrillo y pueden ser de cualquier color. Suponer que el electorado no se da cuenta es un error que a mas de uno les puede costar el triunfo.
JUSTICIALISTAS. Por un lado el partido Justicialista, de la línea de Unión Por Córdoba, está controlado y absorbido por el presidente de la Cooperativa, Luciano Badino, un hombre con mucho poder pero su dualidad política de no jugarse por el sillón municipal, le trae al partido de Perón un futuro poco promisorio.
Otro dato es que la mayoría de los dirigentes justicialistas tienen uno o dos cargos de la Provincia. Eso es un de los motivos por los que los nuevos no logran hacer pié en la ciudad. Sus «cargos» están bañados de compromisos provinciales y no ven y no saben resolver las necesidades de una ciudad que necesita del partido.
FRENTE. Por el lado del Frente Todos Por Río Tercero, el panorama es muy «cosmopolitan». Allí convergen radicales, justicialistas, gente del ARI, de la Coalición. En el año 2017 no han logrado unidad partidaria, ni consenso en los grandes temas de la ciudad, sus representantes – concejales- divagan en ideas personales. Deberán reagruparse como oposición si quieren ser alternativa de gobierno municipal.
Un dato negativo político fue mostrarse con Martino, en las elecciones presidenciales. ¿Cambiemos para quién va a jugar?. Las dualidades sirven para ganar elecciones pero la percepción e imagen en la gente es negativa, más allá que los políticos menosprecian esa idea.
Su líder, Juan Pablo Peirone, es la principal figura a vencer en las próximas elecciones. Pero, su visión antagónica del gobierno de Martino ya no la tendrá al frente. La gente no tendrá que elegir más entre las peleas mediáticas y boletas electorales: Martino o Peirone. Todavía le falta mostrar un proyecto de ciudad amplio: plan de servicios en nuevos loteos (agua, luz, clocas), nuevos desagües, cordón cuneta en barrios como Parque Monte Grande, regulación de la noche, ideas sobre el parque industrial, plan sobre el balneario, son algunos de los temas donde la sociedad no sabe o no se enteró de lo que piensan.
Al partido se le conoce muy poca gestión alguna en beneficio de los riotercerenses, de allí se deduce, por ello no tiene lastre político.
RADICALES. El radicalismo, tras más de una década de gestión municipal, tiene el mayor desafío. Por un lado Alberto Martino, actual intendente piensa en su retiro con un cargo provincial. Sus «infidelidades políticas», primero con Scioli, luego Macri, al partido a nivel local, les trajo muchos dolores de cabeza.
Otro punto negativo fue que a principios del 2017, la propuesta de Martino de colocar «gente» de todas las líneas políticas, lo ha colocado al municipio como una gestión lenta y aparatosa, sumado que no renovó su gabinete.
Martino se quiere ir, y en el presente el municipio lo comanda su secretario de Obras y Serv. Públicos; Marcos Ferrer, que pretende posicionarse como candidato a la sucesión. En tanto, la presidente del Concejo Deliberante María Luisa Luconi, también pretende mostrarse como alternativa.
Termina el año, y el 2017 dejó algo en claro que ya hay hombre y mujeres, que pretenden sentarse en el sillón municipal. Algunos deberán mostrar ser más terrenales, otros una idea de equipo, otros dejar atrás las mezquindades personales. Y por último, la ciudad necesita imperiosamente entrar en el terreno del diálogo, de las propuestas superadoras, de las alianzas entre lo privado y lo público, de los concejales que trabajen en las normas igualitarias y lleven equidad a los ciudadanos. En definitiva pensar en la ciudad no en beneficios personales, así lograremos una ciudad más justa y con progreso.