POR IVANA TRUCHI (periodista de Estación Urbana) / NOTA DE OPONIÓN / La Ley 13.010 de sufragio femenino, también conocida como Ley Evita, fue sancionada en Argentina el 9 de septiembre de 1947 y promulgada el 23 de septiembre, estableciendo este último día como «Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer».
De esta manera se reconoció la igualdad de derechos políticos entre mujeres y hombres, entre ellos el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas para todos los cargos políticos nacionales, y estableció en ese país el sufragio universal.
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Fue aprobada durante el gobierno de Juan Domingo Perón y se puso en vigencia por primera vez en las elecciones presidenciales de 1951.
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La ley fue una avance importantísimo en la lucha por la igualdad en un país en que el machismo de la época hacía mella en la sociedad como lo sigue haciendo -aunque en mucho menor medida- en la actualidad. Y me refiero al machismo como parte de la idiosincrasia de la sociedad argentina y no como parte del pensamiento masculino, dado que existen muchísimas mujeres que aún hoy, transitando el siglo 21, sostienen pensamientos y actitudes machistas.
La discriminación política a la que estaban sometidas las mujeres, originó desde fines del siglo XIX un amplio movimiento feminista a favor del voto femenino (votar y ser votadas), que confluyó con la lucha por el sufragio universal y la democracia y una tras otra las naciones del mundo fueron reconociendo los derechos políticos de las mujeres.
De todos modos el avance fue y sigue siendo lento hacia el camino de la igualdad, al punto de que hubo que sancionar leyes de cupo femenino para obligar a los partidos políticos a incluir mujeres en sus listas.
Pero más allá de la cara política donde muy pocas mujeres llegan a encabezar las listas en las elecciones, el machismo sigue dominando la mayoría de los ámbitos de la sociedad, donde muy pocas mujeres llegan a los puestos de conducción, a liderar sindicatos, a presidir clubes o instituciones, a ser parte de las primeras líneas en las empresas tanto públicas como privadas.
Queda mucho camino por recorrer, queda mucho por aprender, y por eso justamente es importante recordar hechos de nuestra historia que marcaron un antes y un después, que iniciaron un recorrido para las generaciones futuras que hoy somos parte del presente, y como ciudadanos y ciudadanas responsables debemos seguir bregando para que en algún momento la verdadera igualdad llegue a nuestra querida república.