Por Gustavo Daniel Nievas. Abogado, MP 1-29446/
En estos días, repasando un libro acerca de las técnicas de interrogación en los juicios orales, el autor me recordó un famoso caso que se había desarrollado hace más de dos décadas ante la Justicia de California, en el cual una verdadera celebridad del deporte como era O. J. Simpson, estaba imputado de haber matado a su esposa Nicole Brown y a un supuesto amante.
A pesar de la abrumadora prueba que decía haber acumulado la fiscal Marcia Clark, el atleta resulto absuelto por el jurado americano y todos coincidieron, que se debió a la defectuosa investigación preliminar, recayendo la culpa en la inexperiencia de un perito y en un policía racista que había incorporado una prueba (un par de guantes) de manera ilegal.
En la Argentina, estamos acostumbrados a que cuando un famoso o alguien vinculado al poder, aparece ligado a un hecho delictivo “de alguna manera” siempre “sucede algo” para que la Justicia, finalmente no llegue.
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De hecho, el Martin Fierro (obra tradicional de la Literatura nacional) dice que la ley es como la tela de araña, porque la rompe el bicho grande y solo en rienda al más chico. ____
Los cordobeses, seguramente recordamos que en octubre de 1998 el ex-gobernador Eduardo Angeloz, junto con 14 imputados luego de un publicitado juicio oral por Enriquecimiento Ilícito, fue absuelto por falta de pruebas.
La noche del fallo, los vocales de la Cámara 7º del Crimen dijeron en un inusual comunicado que la población debía quedarse en paz, porque sus conciencias lo estaban.
Por casos como este, (y muchos otros) la Justicia es una de las instituciones más desprestigiadas en la actualidad y la gente presiente que cuando algún “bicho grande”, está bajo sospecha, más temprano que tarde lograra alcanzar impunidad.
Esto no se refiere solo al mundo de la política, sino incluso a las fuerzas de orden por lo que muchos ciudadanos están convencidos de que ni Santiago Maldonado se ahogó, ni que habrá justicia para Facundo Castro que apareció muerto, luego de que su última imagen, lo mostrara junto a un móvil policial.
Es más, en estos días detuvieron más policías (ya de alta jerarquía) por la muerte del joven Valentín Blas Correa (17) acribillado en las cercanías del Parque Sarmiento por uniformados, quienes inmediatamente “sembraron” en la escena del crimen, un revolver que ni funcionaba.
El Fiscal Mana (a cargo del caso) , se preguntaba que hacia un revólver trucho en el baúl de móvil policial ?.
En Rio Tercero, también tenemos lo nuestro y creo que el hecho más emblemático fue el ocurrido a fines del 2014, cuando los policías Cristian Ahumada y Ezequiel Vidaurre, fueron absueltos de haber provocado la muerte de Mirta Selva y a su hijo Alejandro Villalón, incendiando la casa, donde ambos dormían.
Los policías fueron absueltos y algunos sostuvieron que fue gracias a informes falsos, sobre las guardias que estos prestaban.
Ahora, como un llamado desde el pasado, Ezequiel Vidaurre vuele a estar vinculado a un homicidio, solo que en este caso se trata de un joven ciclista de 13 años, (Aukha Bustos) al que atropelló con su auto en plena ruta a la altura de Corralito, aparentemente luego de una noche de festejos.
Algunos sostienen que la prueba de alcoholemia, se la hicieron luego de varias horas y que el sumario policial, fue “retocado”. En aquel juicio, muchos criticaron a la Fiscal Andrea Hidalgo (la Clark cordobesa) por una defectuosa investigación, que ahora todos esperamos no se repita.
En manos de la Fiscal Paula Bruera, está la oportunidad de recuperar parte del prestigio perdido por el Poder Judicial y brindar a la familia Bustos, la posibilidad de recuperar su paz.