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POR MARILEN FERRANTI / CULTURA / ARTE
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“Un embajador Nazi pregunta,
-¿ha hecho usted esto Monsieur Picasso…?
– “no!, lo han hecho ustedes”.
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Para abril del año 1937 la Guerra Civil Española ya llevaba año y medio de enfrentamientos. Bajo ese contexto histórico a Pablo Picasso se le encarga una pintura para el Pabellón de la República Española, en la “Exposición internacional de arte” en París. Para la cual realiza un lienzo al óleo titulado “Guernica”.
El arte es el reflejo de su tiempo, surge de aquellas situaciones que alegran, enlutan o emocionan al artista. Siempre existiría una conexión entre los sentimientos y las condiciones de vida.
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Guernica es considerada una obra propagandística contra el bombardeo ejercido por la legión cóndor de la aviación nazi el 26 de abril de 1937, sobre el pueblo vasco de “Guernica”. Reduciéndolo a escombros y muertos. Apenas una muestra de lo que les acercaría la segunda Guerra Mundial.
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Es un lienzo al óleo polícromo, negro, gris, azul y blanco con un fuerte contraste claroscuro. Una pintura mural de 349.3 x 776,6 cm. Actualmente expuesta en el Museo Reina Sofía de Madrid, España.
Obra maestra del Cubismo y una de las mayores alegorías contra la violencia y el horror de la guerra jamás pintada. Picasso presenta su obra en la exposición de París. El pabellón de la República Española estaba en ojos de todos porque se daba bajo el marco de la guerra Civil. Las fuerzas republicanas del Frente Popular se enfrentaban a las tropas del militar Francisco franco. El cual contaba con el apoyo de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini.
“Mi trabajo es un grito de denuncia de la guerra y de los ataques enemigos de la República establecida legalmente (…).La pintura no está para decorar apartamentos, el arte es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo. En esta y todas mis últimas obras, expreso claramente mi repulsión hacia la casta militar, que ha sumido a España en un océano de dolor y muerte”. Pablo Picasso, 1937.
Análisis. Consciente de que la obra iba a ser admirada por gente de condición diversa, Picasso evitó toda referencia directa a la realidad que los atravesaba como así también desestimó el ideal político. Por eso es una alegoría universal contra la guerra.
El cuadro cuenta con pocos personajes, seis seres humanos y tres animales (el toro, un pájaro y el caballo) el conjunto genera una sensación espacial angustiosa. Ya que Picasso encerró la acción en un espacio interior donde el tamaño de las figuras da un impacto claustrofóbico en relación al espacio.
OTRA OBRA MAESTRA. El toro, igual que la figura del caballo representa el inocente del pueblo español o la brutal casta militar que lo masacra.
Víctima o agresor, en la cabeza del toro se mezclan los ojos del guerrero descuartizado.
Por lo tanto da a entender que no es ajeno al dolor de la terrible escena que presencia.
La mujer con el niño en brazos.
Es una evocación de la Piedad de Miguel Ángel Buonarrotti.
Tiene unos ojos que se confunden con lágrimas, una boca desencajada que muestra los dientes y una lengua afilada que trasmite el dolor maternal.
El caballo. Réplica animal del dolor de la madre con el hijo muerto en brazos, la cabeza del caballo presenta un hocico de perro, que junto con la boca tan abierta y la lengua, acentúa la sensación de que vomita un alarido de dolor profundo, visceral y salvaje. La lámpara, como estallido de luz que brilla en lo más alto del lienzo.
Cuya bombilla fue el último motivo que dibujó Picasso. Objeto de significado ambiguo, que se asemeja a un ojo divino. Pasional y arrebatadora, desgarradora y brillante es la obra del pintor Malagueño que hace suya la protesta y le da el valor popular que necesitaba la República Española cuando le encargaron el trabajo.
Guernica por el mundo. Al estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) la obra se queda en el MoMa(museo de arte moderno) en la ciudad de Nueva York, EEUU. Porque Picasso se negaba a que su cuadro regresara a España bajo el régimen franquista.
El dictador Francisco Franco muere en 1975 y con él su dictadura. Para ese entonces el pintor Malagueño había fallecido (1973).
Tras la vuelta de la democracia a España se comienzan las negociaciones para repatriar la obra. La instalan en el Casón del Buen Retiro, un anexo del Museo Del Prado. Allí pasa once años. Y en 1992 es traslada al Museo Reina Sofía donde es muestra permanente hasta el día de hoy.
