El vecino ya no puede más.

 Por Nicolás Rodríguez Concejal y Vpte. 2do del C. Deliberante. / NOTA DE OPINIÓN /  Sin lugar a dudas, el vecino no resiste más cargas impuestas por los gobiernos. La capacidad contributiva está al límite y más allá del espíritu cumplidor que reviste a la inmensa mayoría, nos acercamos peligrosamente a un límite material en las exigencias por parte del Estado.

Lamentablemente el nuevo proyecto enviado por el intendente Ferrer contempla además del ya anunciado y controversial nuevo impuesto sobre el consumo eléctrico domiciliario, un incremento en la Tasa a la Propiedad Inmueble que varía, según la zona de referencia, entre un 89,7% y un 99,7%.

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La comunicación oficial del municipio no ha podido dar precisiones certeras a los medios sobre este tema. Desde el primer anuncio, en boca de los propios funcionarios se han experimentado distintos ensayos discursivos munidos de porcentajes dispares. Sin dudas la falta de unanimidad discursiva obedece a las prácticas engañosas y confusas detrás de las cuales se esconde la realidad, única verdad.

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Por ello es que me propongo dejar expresas las cifras, a los fines de evitar interpretaciones subjetivas:

Estas importantes variaciones son resultado de comparar interanualmente los conceptos que serán objeto de incremento bajo la nueva pretendida forma en la cual los vecinos pagarán la Tasa a la Propiedad Inmueble, a saber 1) Metro lineal de frente ponderado por zona y 2) Recolección de residuos, barrido y limpieza.

Las tasas municipales se cobran como retribución al Estado a cambio de los servicios que el municipio presta a los vecinos. Cabe entonces preguntar ¿mejoró un 100% en calidad y eficiencia las prestaciones?  Claramente no. 

No existen tampoco precisiones sobre que nuevas inversiones piensan desarrollarse en materia de alumbrado, ni cambios previstos en el contrato de recolección de residuos, ni mayores controles sobre el barrido, ni existe a la fecha un plan de separación de residuos en origen ni se piensan mejoras en la disposición final en nuestro basural.

El vecino ya no puede seguir pagando en silencio incrementos año tras año, sin mejoras ni cambios sustanciales en los servicios. Debe planificarse una ciudad que piense y repiense cuestiones más profundas que el pago de sueldos y demás gastos corrientes, necesitamos imperiosamente un Estado municipal que apoye y propicie con obras estratégicas el desarrollo productivo y el trabajo local.

Generar empleo genuino, apoyar a los emprendedores, comerciantes e industriales de la ciudad, ese es el horizonte de la recuperación, aspiración siempre lejana de la asfixiante y creciente presión tributaria pretendida por el intendente.