INTERNACIONAL / RELIGIÓN / Los viajes del papa Francisco, en sus ocho años de pontificado, se han diferenciado de los de sus antecesores porque no han tenido como destino los grandes centros católicos del mundo -Europa, Sudamérica y regiones de África-, sino que ha viajado allí donde los cristianos son minoría.
Tailandia, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Corea del Sur. Ahora es el turno de Irak, en cuya región de Ur se cree que nació Abraham, considerado el padre de las tres principales religiones monoteístas del mundo, y es el hogar actual de una minoría cristiana que está al borde de la extinción debido, entre otras razones, a la persecución de grupos radicales como el autodenominado Estado Islámico.
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El viaje pastoral, que comienza este viernes, será el primero después de 15 meses debido a la pandemia.
Ha sido calificado no solo de alto riesgo por cuestiones de seguridad (se estima que al menos 10.000 personas estarán encargadas de la seguridad del sumo pontífice), sino también por cuestiones sanitarias: desde enero, los casos de covid-19 se han triplicado en el país.
Irak, entre las guerras y la inestabilidad política
Irak vive desde hace tiempo una difícil situación política, agravada por guerras y enfrentamientos. El país ha sufrido varios conflictos desde hace décadas: la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), la Guerra del Golfo (1990-1991), la invasión internacional liderada por Estados Unidos (2003-2011) o el ataque del Estado Islámico (2014-2017).
Desde que las tropas internacionales consiguieron derrotar al Estado Islámico en diciembre de 2017, Irak ha intentado formar un gobierno de unidad que representara a toda la población. Pero no ha sido fácil debido a las tensiones entre facciones políticas y religiosas, especialmente entre chiitas y sunitas.
A finales de 2019 la población, harta de la violencia y de la corrupción de los gobernantes, salió a las calles para manifestarse. Las protestas fueron reprimidas por el gobierno y terminaron con cientos de muertos.
1- Una sangrienta ‘primavera árabe’ en #irak con casi 100 muertos y 3000 heridos en 5 días de protestas contra la corrupción y el desempleo@elcorreo_com
Foto @EFEnoticias#iraqProtesthttps://t.co/imZ8rBRekZ pic.twitter.com/uAywPpdTos— mikel ayestaran (@mikelayestaran) October 6, 2019
El nuevo primer ministro fue designado en abril de 2020 (sus dos predecesores duraron poco más de un mes en el cargo). Al Kadhimi tiene la difícil tarea de poner de acuerdo a las diferentes fuerzas políticas para poder avanzar en la reconstrucción del país. De momento, las elecciones se han pospuesto de junio a octubre de 2021.
La pandemia de Covid-19 en Irak
Irak tiene una población de más de 38 millones de personas. Según las cifras oficiales, desde el inicio de la pandemia se han registrado más de 700.000 contagios y cerca de 14.000 muertos por coronavirus, aunque es posible que los casos reales sean muchos más.
Existen ciertos prejuicios sobre la enfermedad entre la población iraquí que hacen que mucha gente con síntomas no reconozca que está enferma y no informe a las autoridades. Esto dificulta el seguimiento de casos y el control de la epidemia.
La sociedad iraquí es muy religiosa y conservadora: es el hombre (y no la mujer) quien debe hacerse cargo de la familia. En ese sentido, muchos hombres tienen miedo a tener que pasar una cuarentena, lo que implicaría alejarse de su familia y no poder ocuparse de ellos, y por eso no acuden al médico.
Por otro lado, los hospitales y otras instalaciones son muy precarias debido a los daños provocados por las guerras. El sistema sanitario es prácticamente inexistente y muchos creen que si van al hospital acabarán contagiándose.
Ante el aumento de casos, el gobierno iraquí ha introducido nuevas restricciones para intentar detener la propagación del virus. Además del toque de queda nocturno, durante el fin de semana se impone un confinamiento de tres días para limitar los encuentros multitudinarios.
Fuentes: The Guardian, RFI, CNN, Europa Press, AFP, Vatican News