Al Salón de Jubilados, desde muy temprano, se llegaron los adultos que fueron convocados con distintos horarios asignados para evitar la aglomeración.
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“Hace mucho que esperaba vacunarme. Hace un año que no salga de mi casa porque no te podés juntar con nadie. Así que aquí vine a vacunarme”, indicó José Oneldo Nardi antes de recibir la inoculación.
Juana Zanetti, a su turno, indicó que realizó la inscripción a través del asesoramiento en el CIC. Dijo en un primer momento haber sentido miedo, pero confía en que pronto pase esta pandemia.
Daris Tisera de Oliveres, en tanto, remarcó que es increíble que haya gente que no se quiera vacunar. “Tengo fe en que vamos a salir adelante”, subrayó. “Recién a los seis meses pude volver a ver a mis hijos, que vinieron con todos los recaudos”, recordó.
Una vez vacunado, Carlos Finger compartió una emoción muy especial: “Había tanta gente en contra de las vacunas y llegar ahora en este proceso más o menos largo hace que termine con una gran emoción porque el Gobierno nos está salvando la vida”.
“Hoy estamos con mucho movimiento de gente. La repartimos en dos días. Se está desarrollando la campaña con mucha tranquilidad y los acompañantes están muy contentos. De a poco, van llegando las dosis. Vamos haciendo lo que se puede”, subrayó María de los Ángeles Soldá, la directora de Salud.
En cuanto a la logística, aclaró que se solicita el traslado hasta el centro de vacunación para conservar la temperatura de la vacuna, salvo casos excepcionales que requieren la aplicación en domicilio.
Un año sin salir de casa. Yolanda “Nego” Branca, de 96 años, ha sido la persona ambulatoria más longeva en vacunarse. Había salido por última vez de su domicilio el 9 de marzo de 2020, incluso antes del decreto nacional del ASPO, hasta esta mañana.
“Hemos permanecido en casa con la misión de cuidarnos y cuidar a los demás. A veces parece medio exagerado, pero es lo que sentimos en nuestros corazones”, destacó Yolanda Vilchez, su hija, acompañante en la jornada.
“Estamos muy felices de que en este pequeño pueblo hayan llegado las vacunas. Notamos una muy buena organización, con un tratamiento con mucho cariño. He andado en tantas partes del mundo y he vivido en grandes ciudades cosmopolitas. Aquí se ve algo sencillo pero mejor”, subrayó.
“Nos ha impactado porque la iba a vacunar en el coche. Pero como todos entraban caminando, ella quiso entrar caminando”, destacó la enfermera Ana Morales.
“Estoy emocionada. No sentí nada. A lo que he llegado en la vida…”, completó “Nego” luego de recibir la vacuna.
Fuente: Juan Manuel Ferreyra Suescun