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Los Aimeri: padre e hijo unidos por la pasión del automovilismo

POR FABRICIO FAVOT / DEPORTES / AUTOMOVILISMO /  “Compartir la pasión por los fierros con un hijo es especial, se siente una adrenalina distinta”, cuenta Claudio, el mayor del clan. No todos tienen la dicha de compartir desde adentro la pasión por el deporte con un hijo, ni mucho menos, verlo triunfar en alguna categoría del automovilismo.

 

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La historia de Claudio y Esteban Aimeri encaja perfectamente. Son padre e hijo, ambos pilotos de autos y oriundos de Río Tercero. Los dos se dan el lujo de compartir, no solo el comercio familiar ligado al sector automotriz, sino también, trasladar la pasión a algún circuito de la provincia de Córdoba.

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Ambos se preparan para enfrentar nuevos desafíos con nuevos autos y en sus respectivas categorías: Claudio a bordo del Fíat 600 y Esteban en el Fíat 128. “Es una sensación muy difícil de describir con palabras. Compartir la pasión por los fierros con un hijo es especial, se siente una adrenalina distinta”, dice Claudio, tratando de buscar el término adecuado para transmitir las sensaciones de compartir la pasión con su hijo Esteban.

“En las pruebas que se hacían en Río Tercero durante la pandemia, yo probaba en mi categoría y el en la suya. Cuando el circuito quedaba vacío salíamos los dos en cada auto a corrernos uno con el otro: era lindo ver el espejo y verlo atrás o viceversa. En una curva él se tira por afuera, yo venía por adentro y ninguno frenó. Nos tocamos, Esteban casi hace un trompo, nos bajamos del auto y nos reímos tanto y me dice: papi pensé que ibas a levantar, y yo le respondí: porque lo haría, no tengo que regalarte nada”, relató Claudio sobre una de las tantas anécdotas que vivió con su hijo adentro de un circuito.
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Claudio tiene 56 años y se prepara para disputar el Campeonato Regional del Centro, que tendrá la primera fecha en el autódromo de la ciudad el próximo fin de semana.
Pero eso no es todo: el mayor de los Aimeri afrontará la temporada en una nueva categoría y tiene la responsabilidad de hacerlo de la mejor manera posible ya que se subirá al auto campeón de su hijo Esteban, el Fiat 600 con el que se consagró en 2019.
“Del auto no tengo nada para decir porque terminó entero. Esteban se pasó a la categoría 128 y me dijo, papá: ¿por qué no lo corres vos?”. Con algunas dudas al principio, Claudio aceptó el reto y para conocer el despliegue del auto en pista, disputó a modo de prueba una fecha de un campeonato en Villa Dolores.
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Allí se quedó con el primer lugar en su primera carrera con el Fíat campeón. “Heredaba un auto que había salido campeón, no quería pasar vergüenza. Volver y ganar después de 20 años no es fácil, no me lo esperaba”, contaba Claudio, asombrado por el impensado debut y a su vez, con la presión de hacer un “buen papel”.
Además, desde el minuto cero, cuenta que Esteban lo motivó a afrontar el desafío porque me decía “tenés un auto de punta”, pero había que demostrarlo. El lema que comparten los Aimeri es el mismo: divertirse. Asimismo, no significa que no irán en busca del título en la temporada 2021.
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“Si los dos podemos lograr el campeonato sería muy raro y especial, porque no creo que se haya dado mucho en el país”, sostiene Claudio.
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El mayor del clan Aimeri sabe que el auto que heredó de parte de su hijo Esteban lo ubica como candidato a campeonar en una categoría en la que competirá con pilotos de su edad.
“El auto anda bien, es un auto para pelar la punta. Me siento confiado”, expresa Claudio. Además, agrega que el objetivo primordial es completar el año. Esteban me dijo: “si dejo el Fíat 128 (tiene posibilidades de saltar a otra categoría en pista) quédatelo vos”.

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Ante otro gran desafío que se puede presentar, que representaría una mayor exigencia, Claudio prefiere disfrutar el presente, y tomar una decisión una vez llegado el momento.

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A sus 56 años, Claudio transita su paso por el automovilismo como un hobbie y prefiere sostenerlo así. Esteban tiene una amplia carrera por transitar en el mundo de los fierros y seguramente en un futuro no tan lejano saltará a otra categoría más exigente, por su edad y la capacidad que tiene al volante.
Por lo pronto los Aimeri tienen una tarea impostergable para este 2021: seguir disfrutando juntos la pasión por el automovilismo.

 

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