Ha habido numerosas proclamas similares en el medio, junto con críticas continuas a las contraseñas como un medio de protección inadecuado. Sin embargo, las contraseñas siguen siendo un aspecto común de la ciberseguridad, algo que la gente usa todos los días. Es más, las contraseñas muestran pocas señales de desaparecer todavía. Pero muchas personas todavía las utiliza mal y parecen desconocer las buenas prácticas recomendadas.
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Es muy común que los expertos en ciberseguridad y las empresas culpen a los usuarios por usar mal las contraseñas, sin reconocer que los sistemas permiten sus malas elecciones.
Muchos sitios web no ofrecen una guía inicial sobre cómo elegir las contraseñas que requieren que tengamos, quizás asumiendo que ya sabemos estas cosas o que podemos encontrarlas en otro lugar.
Pero el hecho de que la gente continúe usando contraseñas débiles muestra que esta es una visión optimista. Además de la falta de orientación, es común encontrar sitios web que imponen requisitos de contraseña obsoletos.
Probablemente esté familiarizado con los sistemas que insisten en la complejidad de las contraseñas, al requerir letras mayúsculas, números o caracteres especiales para fortalecerlas. Sin embargo, la recomendación actual es permitir la complejidad pero no exigirla, y básicamente considerar la seguridad de la contraseña como sinónimo de la longitud de la contraseña.
El Centro Nacional de Seguridad Cibernética en Reino Unido (NCSC, por sus siglas en inglés) recomienda crear una contraseña larga combinando tres palabras al azar, lo que permite algo más largo y memorable que muchas opciones estándar.
Tampoco ayuda que, en lugar de brindar orientación y requisitos desde el principio, muchos sitios solo revelan reglas en respuesta a nuestros intentos por hacer cosas que no están permitidas.
Yo intenté crear una contraseña para uno de esos sitios. La mayoría de mis intentos recibieron comentarios que requerían acciones adicionales, hasta que me decidí por una elección final, que fue aceptada sin quejas. Pero la contraseña que se aceptó, fue corta y bastante predecible.
Algunos sitios parecen pensar que pueden compensar la falta de orientación utilizando técnicas como medidores de contraseñas para calificar nuestras elecciones. Sin embargo, si bien estos dan feedback, no sustituyen a brindar orientación sobre cómo se ve una contraseña buena.
Por supuesto, habiendo destacado la falta de una guía eficaz, sería negligente terminar sin ofrecer alguna. La guía del NCSC sobre la elección y uso de contraseñas se enumeran y se explican brevemente a continuación:
- Utiliza una contraseña segura y distinta a la de tu su correo electrónico, ya que esta suele ser tu ruta para acceder a otras cuentas.
- Crea contraseñas seguras con tres palabras aleatorias; esto te dará contraseñas más seguras y memorables.
- Guarda tus contraseñas en tu navegador; esto evita que las olvides o las pierdas.
- Activa la autenticación de dos factores: esto agrega un elemento adicional de protección incluso si tu contraseña está comprometida.
Es útil complementar esto con recordatorios adicionales para no usar la misma contraseña en varias cuentas por temor a que la violación de una lleve a la violación de todas, no compartirlas con otras personas, porque entonces ya no es tu contraseña y no mantener una registro visible de las mismas. Almacenarlas en un sitio protegido, como una herramienta de administración de contraseñas, está bien.
Es preocupante pensar que las contraseñas han existido durante décadas y todavía nos equivocamos. Y son solo un aspecto de la ciberseguridad que debemos utilizar correctamente.
Esto, no es un buen augurio para la ciberseguridad en general.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original en inglés.
**Steven Furnell es profesor de ciberseguridad de la Universidad de Notthingham, Reino Unido.