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RÍO TERCERO / PARTIDO JUSTICIALISTA / NOTA DE OPINIÓN / POR JOAQUÍN ESCRIBANO / En el marco de las inminentes elecciones internas del Partido Justicialista en nuestra ciudad, y como afiliado y militante del mismo, me veo en la necesidad de escribir algunas líneas respecto a esta ansiada unidad que se pregona como objetivo.
«La unidad ha sido siempre el faro de guía y, al mismo tiempo, el deseo constante del movimiento justicialista. El General Perón supo decir que “Los peronistas somos como los gatos: cuando parece que nos estamos peleando, en realidad, nos estamos reproduciendo”.
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Esas internas siempre han de resolverse democráticamente, abriendo el paño, dejando que cada afiliado y cada afiliada defina si acompaña a quien encabeza una lista “de unidad”, proponga modificaciones y/o reajustes, o decida en última instancia conformar una propia. En Río Tercero no acudimos a una convocatoria para discutir estas cuestiones, sino que se impone la unidad, una unidad que no ha sido planteada en términos reales aún.
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Bienvenida sea la lista de unidad, nada me conmovería más que una lista donde todos los sectores del justicialismo local se vean identificados. Sin embargo, por ejemplo, los jóvenes aún no hemos sido convocados.
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Como militantes de años, integrantes de un equipo de trabajo peronista que constantemente está ideando acciones tendientes a mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos, que formamos parte de una organización con enorme crecimiento dentro del Partido Justicialista provincial, no hemos sido convocados a esta lista “de unidad”.
En “Conducción Política” Perón establece cuatro principios a la hora de organizar los factores que hacen a una organización: Objetividad, Simplicidad, Estabilidad Orgánica y Perfectibilidad. Desarrollaré dos, para no extenderme demasiado: por objetividad, Perón establece que “En la organización hay un principio que es inviolable: la organización debe ser objetiva, vale decir, debe estar organizada con una finalidad específica para servir a cada especialidad, porque a menudo la gente quiere organizar una cosa que sirva para dos: como el sofá-cama, donde uno se sienta mal y duerme peor”.
Por perfectibilidad, aclara: “Constituye el principio dinámico de toda estructura. Los que se anquilosan en un sistema y se exceden en la estabilidad, pierden perfectibilidad. Es decir, que no se puede estar cambiando todos los días de organización, pero tampoco se puede permanecer siempre con la misma organización. Hay que hacerla evolucionar de acuerdo con el tiempo y la situación”.
A nuestro partido le estará faltando perfectibilidad si no se convoca a nuevos actores que faciliten el cometido de la evolución, porque el tiempo y la situación son, a las claras, muy distintos a los que corrían hace 20 años. Aspiro, como joven peronista, a una convocatoria del sector que viene a plantear la renovación para la permanencia del movimiento justicialista riotercerense. De otro modo, la unidad distará de ser un hecho político, y será solo un título periodístico.