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SERIE / BASADA EN HECHOS REALES / Lo acusaron de un crimen que no había cometido y pese a la adversidad estudió derecho en la cárcel para demostrar su inocencia, pero terminó ayudando a mucha gente.
Para los que aman las ficciones ancladas en la más pura realidad, “Cadena perpetua” (For Life en el original) tiene el atractivo de basarse en la historia de Isaac Wright Jr, un afroamericano que fue a parar a la cárcel por un crimen que no cometió y en lugar de esperar una justicia que no llegaba, se puso a estudiar derecho para defender su causa.
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En el camino y mientras trabaja para forzar una oportunidad en tribunales, se hace cargo de la situación de algunos de sus compañeros de infortunio. Es virtualmente imposible permanecer insensible al esfuerzo increíble que realiza Aaron Wallace (Nicholas Pinnock) para estudiar, matricularse y conseguir al fin, en plena reclusión, que le den la chance de alegar en su favor.
Netflix tiene las dos temporadas que escribió Hank Steinberg en base al libro de Isaac Wright Jr. La primera parte transcurre dentro de los muros de la prisión y en tribunales, durante las esporádicas incursiones del protagonista en los estrados judiciales, mientras que la segunda aborda el reencuentro del personaje con sus seres queridos a partir de la libertad bajo palabra.
Son 13 episodios de la sesión inicial y 10 de la segunda. Es justamente en estos últimos donde la narración crece en interés para el espectador porque entrecruza el conflicto penal con los problemas de relación de alguien que estuvo lejos de su mujer y de su hija durante 9 años, que solo disfruta de una libertad controlada –tiene estrictos horarios de salida y llegada y un oficial que lo vigila constantemente-y que además no consigue aceptar la relación que su esposa entabló con un amigo durante su cautiverio.
Cuando dentro de algunos años la gente repase las ficciones de esta época, verá las huellas que dejó la pandemia. La segunda parte de “Cadena perpetua” coincide con los primeros meses de la pandemia, cuando algunos protocolos que después la población manejó sin inconvenientes no estaban bien aceitados y eso se nota en conductas erráticas de los actores que, en ocasiones, usan barbijo en el exterior y se lo quitan luego dentro, en una entrevista cara a cara, cuando más lo hubieran necesitado.
El covid se transforma incluso en parte de la historia cuando Aaron Wallace, que ya goza de la libertad condicional, debe retornar a la prisión para entrevistar a uno de sus amigos y a la vez clientes y encuentra un panorama desolador marcado por decenas de contagios que las autoridades del penal intentan ocultar.
También en ese segmento las medidas que se adoptan para frenar la expansión del virus no parecen, ni por aproximación, las adecuadas, pero, en realidad, la carga dramática pasa por la rapidez con que el exrecluso y flamante abogado consigue la excarcelación de un número inusual de presos.
En el elenco, Joy Bryant interpreta a Marie Wallace, La esposa de Aaron, que ha entrado en una nueva relación con Darius, uno de sus amigos. En el entorno del abogado destaca Indira Varma como Safiya Masry, la alcaide reformista que supervisa la prisión donde Wallace cumple la condena y que después litigará en el equipo que lidera el flamante letrado, al que aportará datos que solo alguien que ocupó un cargo en la dirección de la cárcel puede ofrecer.
La serie funciona por la conexión que el espectador establece con el protagonista. Está bien descripto el esfuerzo del recluso por procurarse una oportunidad de justicia y matizado con las primeras intervenciones que tiene en casos menores y su posterior evolución, incluyendo el enfrentamiento con el fiscal que lo mandó a la cárcel.