RELIGIÓN / La aparición de un Cristo Roto en el Concejo Deliberante de la ciudad, motiva a actores sociales de la comunidad sobre la reflexión de esa pequeña estatua en un lugar. El lugar es esencial en la vida institucional de la ciudad. Personal y concejales que a diario recorren las instalaciones legislativas, quedaron sorprendidos por la rotura de la cruz, que mucho de ellos llaman el Cristo Roto. Personal del CD expresaron al portal de noticias desconocer cómo se quebró una parte del brazo de Cristo.
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En la sesión de jueves pasado, se puede ver el Cristo Roto.
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Además, de las supersticiones y de faltantes de cosas en el salón del cuerpo legislativo, mucho recuerdan al Cristo Rojo sobre un mensaje a la comunidad. Desde las redes sociales se advierte un mensaje sobre la figura religiosa: «No me restaures. A ver si viéndome así, te acuerdas de mis hermanos y hermanas que sufren y te duele. A ver si así, roto y mutilado, te sirvo de clave para el dolor de los demás, el símbolo que gritará el dolor de mi segunda Pasión, en mis hermanos y hermanas. ¡Déjame así, roto!».
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UN LIBRO, UN TESTIMONIO. Mi Cristo roto es un libro de poemas escrito en 1963 por el sacerdote jesuita mexicano-español Ramón Cué Romano, que narra el aprendizaje y aventura con una cruz con Cristo mutilado comprada a un anticuario de Sevilla. El libro es considerado una parábola. Después de escribir el libro escribió una secuela que se llama mi cristo roto de casa en casa.
El Cristo Roto es un símbolo de esperanza y salvador de causas perdidas, por lo que los creyentes llegan hasta ahí para pedir cura a enfermedades y también trabajo, por eso es parada popular entre mexicanos que migran para cruzar ilegalmente a Estados Unidos.