Si no hay amor que no haya nada entonces

 

POR CAMILA CHARVETTO, LIC. EN PSICOLOGÍA,  M.P. 7785, MIEMBRO DE PUNTO MUJER RÍO TERCERO

Frase popularizada por uno de los más grandes del rock nacional que hoy, en tiempos de repensar lo instituido,  lleva al cuestionamiento de cuándo SI y cuándo NO se considera que hay amor?…  

 

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Si bien las definiciones sobre el amor son múltiples y el debate amplio, podríamos coincidir en que es una construcción, cimentada en lo general en un contexto social determinado, y en lo singular en la historicidad de las personas.

Allí es donde ciertas conductas y actitudes se originan, naturalizan y perpetúan en su nombre. Algunas sostienen las relaciones, las alimentan, y otras,  las patologizan.  

Esta situación se complejiza cuando nos encontramos en una relación (de cualquier índole) con un hombre  cuya construcción se funda en la superioridad sobre la mujer, sostenida por estereotipos sociales prehistóricos y replicada a nivel social y/o familiar a través de las generaciones mediante acciones u omisiones que dañan su integridad.

 

 

Allí es donde nos adentramos en el terreno de la Violencia de Género, aquella ejercida a la mujer por el simple hecho de serlo, según lo contempla la ley 26.485. Dicha ley presenta los diferentes tipos y ámbitos en que se manifiesta.

Esta se presenta en ámbitos institucionales, laborales, obstétricos, contra la libertad reproductiva y mediática, y en la modalidad doméstica (familia, noviazgos, ex parejas, matrimonios). 

 

Los tipos son:

• Física: es la más visible, son actos de fuerza contra el cuerpo que producen dolor, daño y que afectan la integridad física (golpes, quemaduras, pellizcos, tirones de pelo, empujones, lanzamiento de objetos, uso de armas, intentos de estrangulamiento, etc. ).
• Psicológica: produce daño emocional y disminución de la autoestima, suele ser sutil pero su permanencia en el tiempo destruye la personalidad de la mujer, ya que se manifiesta en la desvalorización (estás loca, sos una ignorante, fea, etc.) exigencia de obediencia (no quiere que trabajes afuera de la casa, no quiere que estudies, te dice cómo vestirte y como no) el abuso de autoridad (revisa tu teléfono, tus cosas, tus horarios)los  menosprecios (no haces nada bien, mala madre, mala amante, no podes hacer nada sola) las amenazas (te voy a matar, te voy a sacar lxs niñxs, te voy a hundir) la falta de respeto (a tus necesidades, opiniones, te desautoriza, te ignora) la culpabilizacion de lo que sucede en la casa para que la mujer se haga cargo de todas las situaciones de tensión, los celos excesivos y la acusación constante de ser infiel, el aislamiento del entorno.
• Sexual: se basa en la vulneración del derecho de la mujer de decidir sobre su vida sexual o reproductiva (control de anticonceptivos, negarse a usar preservativo, obligar a tener relaciones sexuales o a realizar alguna practica que ella no quiera)
• Económica: apunta a un deterioro de los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, privándola del dinero, controlando los ingresos, ocultando la existencia de bienes.
• Simbólica: los estereotipos sociales que reproducen la dominación y la desigualdad de la mujer, la naturalización de la subordinación, los medios de comunicación reforzando estos estereotipos y roles de género.

 

Es fundamental conocer y reconocer cada tipo de violencia para identificar ciertas conductas y  desnaturalizarlas como “amorosas”, teniendo en cuenta de que siempre tienen una intención de daño y  que nunca ceden por sí mismas sino que se agravan en el transcurso del tiempo,  para responsabilizar a quien las esté ejecutando,  siendo ésta la única manera de plantear la necesidad de una deconstrucción de lo considerado como forma de amar y ser amadx, y así lograr una relación saludable, segura y consentida.

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Entonces, si hay control, prohibiciones, mentiras, celos, descalificación, ofensas, humillaciones, amenazas, insultos, encierro, relaciones sexuales no consentidas, golpes… QUE NO HAYA NADA.

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