La arenga política del presidente al pueblo, no es ni nada menos, que otra discurso «retórico». Que la inflación será menos del 20%. Que las inversiones llegarán. Que el empleo crece. Que los K tienen la culpa, etc., etc.
Un discurso lleno de mentiras, como si a principio de año, las cosas no hubieran aumentado: peajes, nafta, energía eléctrica, impuestos, por citar unos ejemplos. Los gobernantes piensan que nosotros no pensamos, que no analizamos, que somos un espejo de un discurso de campaña. Que dicen que la importación es medida y pululan los artículos y productos chinos, los mismos que atentan contra la industria nacional.
El pueblo no puede soportar más mentiras, ni promesas que los gobiernos no pueden cumplir. Cambiemos es el fiel reflejo de la clase aristocrática que quieren vivir como la mayoría del estado. Ni el populismo ni la aristocracia estatal y un puñado de capitalista van dar al pueblo bienestar. Macri, corre el riesgo de perder gobernabilidad sino presta atención a necesidad básicas a la gente de menores recursos, sector obrero y movimientos sociales.
Es cierto, que además gremios, instituciones y asociaciones miran en Macri el salvador de la economía y cambio de estilo de los argentinos. Hasta que no tengamos una unión de todos estos sectores, los esfuerzos individuales caen en saco roto.
Como si eso fuera poco, las economías locales y regionales están en crisis. La obra pública es un discurso de campaña. La presión impositiva es caótica. Han pasado 15 meses ni los K ni los M, tienen proyectos nacionales para una mejor Argentina. Un combo, que Cambiemos, Gremios, Partidos opositores y toda asociación deben involucrarse para un diagnóstico y solución a cada uno de los problemas cotidianos del ciudadano.
El hartazgo llego a nosotros y el peligro que eso conlleva. Lo único que le teme el gobernante es al voto. Esperemos que en Octubre tengamos memoria