Muere Muere Alfie Evans, el bebé de Reino Unido que sufría una enfermedad degenerativa.
Alfie Evans, el niño británico con una rara enfermedad degenerativa que se convirtió en el centro de una batalla legal y por cuyo traslado a Italia medió el Papa Francisco, ha muerto en el hospital de Liverpool donde llevaba ingresado desde hace 16 meses. Alfie habría cumplido los dos años el próximo 9 de mayo.
«Nuestro pequeño sacó las alas esta noche a las 2,30 de la madrugada», escribieron sus padres, Tom Evans y Kate James, en la cuenta de Facebook del así llamado «Ejército de Alfie», con más de medio millón de seguidores en todo el mundo. «Nuestros corazones están rotos. Gracias a todos por vuestro apoyo».
La muerte se produjo cinco días después que el hospital le retirara la respiración asistida por considerar que la prolongación de su vida en el estado semivegetativo en el que se hallaba era «cruel e inhumana». «Estamos ante el último capítulo del caso de este pequeño y extraordinario niño», llegó a decir el juez Anthony Hayden, tras prescribir su particular receta para Alfie: «Lo que necesita ahora es paz, tranquilidad y privacidad para concluir la vida con dignidad«.
Los padres recurrieron sin embargo al Tribunal Supremo británico, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y a la Corte de Apelación, en un último y desesperado intento de trasladar a su hijo al hospital Bambino Gesù en Roma, gestionado por el Vaticano.
El Papa Francisco, que recibió a Tom Evans en la Santa Sente el 18 de abril, escribió esta semana en twitter: «Conmovido por las plegarias y por la inmensa solidaridad demostrada por el pequeño Alfie, reitero mi petición para que sea tenido en cuenta el sufrimiento de los padres y que se cumpla su deseo de buscar un tratamiento alternativo».
Tom Evans, asesorado por el grupo católico Christina Legal Center (CLC), llegó a amenazar con denunciar los médicos por intento de asesinato. Una vez perdido el último recurso legal, sin embargo, decicidió sellar una tregua y pidió a las decenas de manifestantes congregados a las puertas del hospital que se dispersaran para poder negociar con el hospital el traslado final del niño a su casa en Liverpool.
«Estamos muy agradecidos y apreciamos todo el apoyo recibido de diversas partes del mundo, especialmente de Italia y Polonia», dijo el padre en su última aparición en público. «Ahora os pedimos que regreséis a vuestras vidas diarias, y que permitáis que tanto yo, como Kate y el personal del hospital construyamos los puentes para seguir avanzando«.
El «caso Alfie», como anteriormente el caso de Charlie Gard, ha tenido un gran eco internacional y ha conmovido a la opinión pública británica, profundamente dividida ante la rigidez de las leyes que limitan el poder de los padres de niños sobre el futuro de sus hijos y otorgan al Estado la obligación de cumplir con la «función parental».
En el momento de rendir tributo su «gladiador», que sobrevivió cinco días sin la respiración asistida, Tom Evans (21 años) hizo acto de contrición por la tormenta causada por los «defensores» de Alfie, que intentaron ocupar el hospital infantil Alder Hey en el momento álgido de la batalla legal y hostigaron a los médicos y las enfermeras.
«Nuestra pequeña familia se convirtió en el centro de la atención mundial y eso supuso que no fuimos capaces de llevar adelante nuestras vidas como hubiéramos querido», dijo Evans, en el momento de pedir disculpas al centro médico por las escenas de los últimos días. «Agradecemos al personal del Alder Hey el profesionalismo y la dignidad demostradas en estos tiempos difíciles para todos«.