BRASIL/ PANDEMIA DEL CORONAVIRUS/ Durante la manifestación, besó y tuvo en brazos a niños. El mandatario brasileño la definió como «una demostración democrática, espontánea, por la libertad».
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Con 22.000 muertos por coronavirus en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro paseó ayer domingo frente a la casa de gobierno sin barbijo entre centenas de seguidores que lo respaldaron frente a la investigación que le abrió el Supremo Tribunal Federal por obstrucción de la justicia.
«Es una demostración democrática, espontánea, por la libertad, queriendo que Brasil salga adelante. La libertad está por encima de todo», dijo Bolsonaro en sus redes sociales.
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Durante la manifestación, besó y tuvo en brazos a niños, uno de los cuales tenía la camiseta número 10 de la selección, de Neymar, y nunca usó barbijos, pese a que el gobierno de la capital federal puso una multa de hasta 400 dólares por violar esa normativa.
En sus redes, Bolsonaro publicó un artículo de la Constitución sobre «abuso de autoridad» para fustigar la divulgación de un escandaloso video de la reunión del gabinete del 22 de abril que es usado como posible prueba por la corte para determinar si quiso usar la Policía Federal para proteger a su familia de investigaciones.
Acompañado por youtubers de derecha a los que recibió ayer oficialmente en la residencia de La Alvorada, Bolsonaro caminó saludando a los manifestantes rodeados de ministros y diputados oficialistas.
La protesta incluyó carteles que decían «Supremo es el pueblo» en una abierta crítica contra contra la investigación abierta por la máxima corte, cuya sede está en uno de los lados del lugar de la manifestación, la Plaza de los Tres Poderes.
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La investigación puede derivar en la destitución del presidente pero sólo si el fiscal general, Augusto Aras, considera que hay elementos para una denuncia penal.
En ese caso, se someterá a votación en Diputados, donde se necesita dos tercios para suspender al presidente por 180 días, lapsos en el cual la corte debe juzgar al jefe del Estado por el delito imputado.
En la reunión de gabinete el ministro de Educación, Abraham Weintraub, dice que los 11 ministros de la corte deberían «ser presos» por formar parte, supuestamente, del «sistema de privilegios» del Estado brasileño.
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El presidente desde el inicio de la pandemia de coronavirus sale los fines de semana a «tener contacto con el pueblo» y realizó caminatas por barrios pobres de las ciudades satélites de Brasilia.
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