POR JUSTO DAGORRET / EDITORIAL / A casi 150 días de que la ciudad de Río Tercero entrara en modo cuarentena por la pandemia del coronavirus, las políticas públicas del municipio han ido mutando.
En los meses de enero y febrero el equipo de Ferrer se aprestaba a iniciar un camino de recuperación de actividad pública, para ello el intendente electo en 2019, armó un equipo con grandes nombres que le garantizaban a priori un inicio alentador.
Esa política pública de Ferrer en los albores del 2020 estaba fundamentada en un discurso de diálogo que se vio reflejado en la unanimidad con la aprobación de todos los concejales con la ordenanza de la Tarifaria y Presupuesto en diciembre de 2019.
Rápidamente la gestión de Ferrer entró en el circuito pandémico, con el comando nacional, en la cual el municipio fue obediente a cada paso que desde la presidencia de la Nación se imponía.
En los primeros meses de pandemia la gestión de Ferrer tuvo reflejos para el armado de un nuevo equipo liderado por el ex bombero Miguel Canuto, por esos meses tuvo un alto acatamiento, demostrado por políticas de seguridad municipal que en su gran mayoría un pueblo acató.
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En esos tres primeros meses, el trabajo del municipio ralentizó hasta la fecha la obligación del tapabocas, además atendió la cuestión social, creó los puestos sanitarios en distintos puntos de acceso a la ciudad, armó un mini hospital con más de 30 camas para receptar enfermos de covid-19, logrando el punto alto del control pandémico en la ciudad.
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FUNCIONALES O FUNCIONARIOS. Volviendo al equipo de funcionarios que Ferrer diagramó para sus cuatro años de gestión, en la actualidad gran parte de sus funcionarios navegan en la incertidumbre. También es lógico que esos mismos funcionarios habían sido convocados para una misión y la pandemia obligó al intendente a recalcular con sus objetivos: la prioridad es el covid-19 se lo escucha al mandamás en cada reunión dentro de su gabinete.
Todo ese trabajo titánico le valió consideración nacional y provincial, logrando sentarse de forma virtual con el Presidente Fernández o la última con Wado de Pedro. También es cierto, que el protagonismo de la figura de Ferrer tiene crecimiento en la provincia, las sucesivas entrevistas a medios cordobeses así lo marcan.
A nivel local, la popularidad y aceptación del trabajo de Ferrer marca un crecimiento de enero a junio y desde julio en adelante la gestión municipal empieza a marcar un leve descenso.
A LOS NÚMEROS ME REMITO
En una encuesta del Ojo Web con 300 casos, marca que desde marzo a julio la gestión de Ferrer en pandemia tuvo una aceptación del 63%, y que en el mes de julio hubo una baja de la imagen de conformismo al 49%.
Siempre con los números duros en el muestro, Ferrer tiene una imagen positiva del 60 por ciento de los encuestados, contra un 35% de imagen negativa y un 5% que prefirió no contestar.
Un dato que llamó la atención, es sobre la figura antagónica al intendente Ferrer. La consulta telefónica que se realizó los primeros días del mes de agosto fue sin nombrar alternativas y que marcaron una docena de diferentes nombres de la sociedad riotercerense: empresarios, médicos, concejales, presidentes de las instituciones, entre otros.
Otro relevante dato del muestreo es que un 58% teme contagiarse de coronavirus y un 77% acata las distintas medidas de bioseguridad como tapabocas, distanciamiento sociales, uso del gel, etc.
Por último, este pequeño y gran muestro detalla un momento de la sociedad donde la pandemia cambió los planes individuales, grupales y de gestión pública.
LA PANDEMIA DESNUDA LOS TRABAJOS PÚBLICOS. Todos los datos consignados, evidentemente remarcan una hegemonía mediática de Ferrer por ser el máximo responsable del manejo de la pandemia.
Además, hoy se visualiza que este cambio de planes de gestión desnudó el pobre trabajo de funcionarios que por inexperiencia, falta de capacidad y de vocación pública mostraron y muestran en la actual gestión de Ferrer.
La excepción sin lugar a dudas, es el trabajo a destajo del equipo comandado por Miguel Canuto que aglutina a más de 150 persona en materia seguridad para el trabajo de la pandemia.
FERRER EN LA INCERTIDUMBRE. En el último mes, las señales de un Marco Ferrer aborda una realidad: no camina la calle, encerrado en su oficina, quizás signado por una pandemia que no termina, sin fondos para pequeñas y grandes obras, sin muestras de sus colaboradores de políticas pos pandémicas que despierten y refresquen.
Por todo ello, la gestión municipal en el corto plazo el panorama pareciera bastante complicado.
Ferrer más que nadie sabe que este año está perdido en materia de gestión. La preocupación del jefe comunal es que no sea una gestión de tránsito o de transición, además de atender la pandemia en todos los aspectos, se pretende desde el Ejecutivo que este año no se vea o sea recordado solamente para el pago de sueldos y la atención de la cuestión sanitaria.
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Deberá Ferrer, plantearse si ese gran equipo de funcionarios que le permitió llegar al sillón de Intendencia quedó caduco por las circunstancias sanitarias y recurrir a la gestión de la palabra, de funcionarios comunes que tenga una visión más comunitarias y/o social.
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Lo positivo es que la postura impuesta en palabras y en gestos se condice en tiempos de pandemia, pero no alcanzará para motivar a los miles de ciudadanos que habrán perdido su trabajo o el cierre de sus negocios, o el truncamiento de proyectos personales y grupales.
Esa gente esperará, más que nunca un estado ágil, moderno y transparente y sobre todo con buenas intenciones en sus funcionarios, sin tantos trámites que estén al lado del vecino y no en una oficina pública.