El Ojo Web Información periodística de Río Tercero y la región
POR JUSTO DAGORRET /
Cuando escuchaba al Presidente Alberto Fernández hablar sobre la situación epidemiológica del país, de la propagación del coronavirus de los poblados más grande la Argentina como la ciudad Autónoma de Buenos Aires, el gran Buenos Aires y las consecuencias que derivaron en los anuncios oficiales con mayores restricciones en ciertos lugares del territorio nacional, sentí la ausencia de algo fundamental en ese discurso.
Luego, palabras más palabras menos el Gobernador Schiaretti también pregonó -en ese sentido- resolviendo que en seis departamentos de la provincia haya mayores restricciones como el cierre de bares y restaurantes que solo podrán trabajar de forma delivery, además de cierres de natatorios, cultos, escuelas de danzas y gimnasios entre otras.
También, con un consentimiento formal el Intendente Ferrer esperaba el anuncio de medidas nacionales y provinciales para poder contar con mayores herramientas en el intento de ponerle freno a la escalada de contagios, principalmente en la ciudad de Río Tercero.
Para Ferrer, el margen de acción sobre mayores medidas a algunas actividades en la ciudad estaban acotadas, ante la presión de varios sectores de la comunidad que buscan mayores flexibilizaciones.
Ferrer como muchos Intendentes, fueron obedientes y orgánicos en el acatamiento de las medidas de la Nación y/o Provincia. Tal línea de obediencia el resultado para la primera línea de protesta social como son las intendencias no fue el esperado hasta la fecha.
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Hoy Río Tercero supera los mil casos positivos, más de 2.100 personas aisladas y los muertos por el Covid-19 en Río Tercero suman 14, haciendo que la tasa de letalidad empiece a marcar un mayor índice que la provincial 1,346% por cada 100 personas contagiadas.
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MUCHAS RESTRICCIONES POCA EDUCACIÓN
Las restricciones impuestas por los tres Estados nacionales, provinciales y municipales marcan en la realidad que ese camino de lo restrictivo y punitivo no alcanza, tales imposiciones carecen de un sustento lógico, poco pedagógico y poco convincente, allí se desprende que en cada medida anunciada solo se mira el costado sanitario.
Finalmente, debo decir y que fundamento este pensamiento en la necesidad de nombrar y/o marcar la gran falencia en esta pandemia y de todas las medidas restrictivas, punitivas que se desarrollaron desde todos los niveles del Estado y es la falta de campañas educativas sobre la pandemia.
Las pobres e inexistentes campañas publicitarias sobre la concientización social, por qué la utilización del barbijo o las explicaciones del distanciamiento social o cómo ataca el covid-19 o el por qué de las no reuniones familiares que solo fueron explicadas por funcionarios estatales, que no pudieron y no lograron penetrar en la conciencia de los ciudadanos.
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La orataria de los mandatarios, aunque sea de una buena locución no tiene el rasgo pedagógico, algo esencial en la llegada del mensaje. Recomiendo la utilización de herramientas como neurociencias o la implementación cognitiva.
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Es de imperiosa necesidad y de inmediatez de la implementación de un Plan Educativo sobre la Pandemia. Es deber del Estado, además fomentar, educar, machacar y hacerle entender a nuestros niños y adolescentes que la pandemia ataca principalmente a nuestros padres y abuelos y que ellos tienen la peor parte de esta historia.
Además, como otra medida urgente las autoridades educativas, gremios, docentes, profesores de todos los niveles de escuelas y universidades con apoyo de profesionales médicos deberían incluir de forma inmediata una curricula sobre la pandemia y su característica.
Por último, los Estados tienen herramientas como la utilización de redes sociales para comunicar y enseñar sobre la concientización de la importancia en bioseguridad como utilización de gel, tapa bocas, distanciamiento social, el no compartir el mate. Estas buenas prácticas se logran a través de la educación y el saber.
Si no educamos a nuestros “peques”, si no explicamos a nuestros adolescentes el alcance de la enfermedad, si no comprometemos a los padres y si el abuelo no conoce los riesgos de la pandemia y si no se explican de las medidas restrictivas y punitivas todo será en vano.
Conclusión, educar es salvar vidas.
