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INTERNACIONAL / Es el único en el país, y en América Latina, y tal es el furor que generó su apertura que ahora hay lista de espera para poder conocerlo.
El bar abrió sus puertas en la zona norte de la ciudad de Tucumán, en Sarmiento 1269, pero desde la calle nada llama la atención. Jamás se podría imaginar que detrás de esa doble puerta se esconde el gran comedor de Hogwarts, con sus mesas de madera, sus cuadros, arañas medievales, candelabros y gárgolas. Hasta la habitación de Harry fue recreada en un espacio mínimo debajo de una escalera, con el mismo diseño del mobiliario, la frazada en la cama y hasta Dobby escondido, el elfo doméstico de la familia Malfoy.
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Algunos de los principales personajes de la película están representados en el salón comedor, pero a Harry Potter no se lo ve nunca porque, como explican sus dueños, la idea es que uno mismo se sienta como el protagonista de la historia al ingresar allí.
Pablo Martorell y Pablo Leiva son sus dueños, una dupla con varios años de experiencia en el ambiente nocturno, el armado de bares y la inauguración de boliches. Ambos confiesan que la idea no surgió directamente en relación con la saga ni el fanatismo de ninguno de ellos por Harry Potter, sino que el disparador fue el nombre.
“Teníamos ganas de hacer algo superador, que implicara un desafío. Hace varios años que me dedico al restyling de negocios. Abrimos varios pubs y discotecas acá en Tucumán y en otras ciudades también; emprendimientos propios o por encargo para otra gente —cuenta Pablo Martorell—.
La primera idea era hacer un bar con onda vintage, pero de repente uno de los chicos que también forma parte del negocio empezó a tirar nombres, y a mí me gustó Hogwarts. En ese momento no lo asocié con la película, no sabía. Y cuando me empezaron a mostrar fotos de cómo era Hogwarts quedé fascinado. Le dije a los muchachos que no tenía idea de cómo iba a lograrlo, pero lo íbamos a hacer”, dice Martorell, responsable de la arquitectura de más de una docena de emprendimientos gastronómicos.