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FÚTBOL / INTERNACIONAL / Goleador, MVP y campeón en los Estados Unidos con New York City, la mirada de alguien que atrapa la atención a sus 23 años; “Las redes son muy importantes, pero no soy un influencer: soy un futbolista”, analiza.
No es el Puente del Inca, el que conoció de chico y después visitó tantas veces. Es el puente George Washington, la estructura colgante sobre el río Hudson que en un cuarto de hora lo lleva desde su departamento en un último piso de New Jersey al corazón de Manhattan. Un mendocino de Guaymallén suelto en Nueva York. Puede pasear como cualquier turista por la Quinta Avenida, puede sacarse una foto tras otra frente a Times Square. Pero ‘Taty’ Castellanos no es un ciudadano más en la Gran Manzana. A pocos el alcalde neoyorquino, el demócrata Bill de Blasio, les entrega las llaves de la ciudad y les cede el atril en las escalinatas del Ayuntamiento para que tomen la palabra.
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Valentín Castellanos ha hecho historia. Nunca el New York City Football Club se había consagrado en la Major League Soccer (MLS). Nunca un argentino había terminado como el goleador del torneo, con 22 festejos y ocho asistencias. Decisivo en los playoffs, con tantos en octavos, en cuartos y en la final que se resolvió por penales contra Portland Timbers. “Conozco mejor Nueva York que Buenos Aires”, bromea ‘Taty’, y es verdad, ningún alarde.
Ahora está en Luján de Cuyo, a menos de 20 kilómetros de Mendoza capital. Disfruta de las Fiestas con su familia, del calor junto a la cordillera… y a la espera de novedades sobre su futuro deportivo. Europa ha puesto los ojos en él porque en los últimos meses se convirtió en un faro desde Nueva York…, esa ciudad que lo enloquece. “Me encanta hacer vida de turista, perderme, digamos, cada vez que puedo. Voy al supermercado, a los paseos, a restaurantes. Hay gente que me conoce, pero no es para nada estresante, por supuesto que puedo caminar por Broadway que no me va a molestar nadie. El norteamericano es muy respetuoso; tal vez te mira aquel que te reconoce, porque está lleno de latinos también, pero nadie te aborda. Si Messi ha podido salir a caminar por Nueva York y hacer una vida casi común…, ¡imagínate yo!”.
No dominaba ni una palabra en inglés cuando aterrizó en el aeropuerto John F. Kennedy en 2018. “Diría que hoy entiendo todo lo que escucho en un 70/80%, pero lo hablo menos, eso sí. Es que tengo muchos compañeros que hablan español y porque en Nueva York te cruzás continuamente con gente que habla español… y eso te relaja un poco, te sentís menos obligado a aprender el idioma sí o sí. Pero voy a seguir mejorando”, se propone.
–¿Cómo definirías al fútbol de los Estados Unidos?
–Jugamos con 35 mil personas todos los partidos en el Yankee Stadium, en el Bronx. El fútbol sigue creciendo cada año en los Estados Unidos y está cambiando también la cultura alrededor del fútbol. Me refiero a que lo viven poco a poco con más y más pasión. Ya no es solo una salida, ya es ir a ver fútbol también para ellos. Ya sienten el juego, y eso se ve reflejado en el ambiente de la cancha, notás el interés, la tensión, el impulso del fútbol. Además, ya no es una liga de retiro o jubilación, no, está lleno de jóvenes y se ha convertido en un trampolín para muchos.
-¿Lo será para vos?
-Veremos. Veremos qué ocurre en el mercado de invierno europeo, hay mucho ruido. Pero yo no me impaciento, tengo contrato hasta 2025, aunque creo que…, tal vez, ya cumplí una etapa. Nunca me imaginé todo lo que logré. Fue un año increíble en lo personal, pero sueño con jugar en Europa. Y es un honor que se estén rumoreando equipos tan grandes, tanto en Inglaterra como en Italia, pero todavía no hay nada oficial.
-Soñá: ¿adónde preferirías jugar?
–Me gustaría jugar en la Liga italiana, creo que me sentaría cómoda para mi estilo de juego.
-Por qué creés que en la Liga de Higuaín, ‘Chicharito’ Hernández, Bebelo Reynoso, Carlos Vela, Josef Martínez, Sebastián Driussi… el mejor fuiste vos?
-…Soy muy dedicado, muy meticuloso. No me gusta llegar tarde, nunca, y siempre me acuesto temprano. La diversión solo la reservo para cuando hay permisos o tiempo libre. Me cuido mucho con las comidas. Se lo que está bien y lo que está mal; nunca me dejé ir por el lado de los vicios o de las malas juntas…, que estaban ahí, porque cualquier pibe de barrio las ve. Pero siempre creí en el esfuerzo, y todo eso influye muchísimo después en la cancha. Hay muchos futbolistas que tienen calidad, pero para potenciarla es muy importante la cabeza, el entorno, tu familia. El vínculo que rodea al futbolista es muy trascendente para llegar alto. La principal virtud de un futbolista es la cabeza, y después vienen las cualidades.
-¿Y de alguna manera entrenás la cabeza? ¿Terapia, visualizaciones, yoga…?
-Estoy a favor del entrenamiento mental, y si en algún momento siento que lo llego a necesitar, buscaré la mejor manera de trabajarlo. Hoy no. Porque, insisto, es la cabeza la que maneja todo. Me interesa mucho el tema de las energías, mi mamá me hace mucho reiki…, antes los partidos me hago un poco de reiki para relajarme, y también suelo escuchar antes de los partidos música de meditación para alinear las energías. Me gusta y le doy espacio a la relajación, me ayuda.
-¿Analizás tus partidos?
-Sí, siempre. Después de los partidos, los vuelvo a mirar. El club también nos manda compactos, ediciones de imágenes, dos o tres horas más tarde de haber jugado. Siempre estoy pendiente de los errores que cometo. Mi representante, que sabe mucho de fútbol, siempre me está señalando cosas… A veces hago dos goles y él me caga a pedos por un movimiento que hice mal.
-Parece que Guardiola ya dio su bendición. Dijo: “Creo que es un chico que dará el paso necesario en Europa; está listo para dar el siguiente paso en su carrera. Ahora, sólo falta ver dónde”.
-Que hable de vos Guardiola… ufff, imaginate, uno no lo espera y de golpe escuchás que te nombra. Es un orgullo que se hable tanto de mi por estos días… Y él… Sus palabras me obligan a crecer, a mejorar, a tratar de ser el mejor en mi posición. Mi obligación es justificar lo que ha dicho de mí. Sé que miró la final contra Portland. Lo conocí personalmente hace un tiempo, en un partido contra Cincinnati en nuestra cancha; ganamos 5 a 2, di dos asistencias. Entró al vestuario, nos saludamos, tuvimos una charla corta y después me pude sacar una foto con él cuando nos acompañó a cenar.
-¿Te planteás jugar alguna vez en la Argentina?
–Sí, me gustaría, es una espinita que guardo. No será pronto, pero ojalá suceda más adelante, pero todavía pleno, vigente.
-¿En un club en particular? Porque sos hincha de San Lorenzo…
-Sí, de chiquito era de San Lorenzo, me hicieron mi tío y mi primo. Me ponía la camiseta y nunca me la quitaba… Me acuerdo bien de la Copa Libertadores en 2014…, yo era adolescente, lo seguía a Angelito Correa, estaba ‘Pipi’ Romagnoli, Piatti… un equipazo… Ya de más grande se pierde un poco ese hincha y te vas haciendo del club que apuesta y confía en vos. Bueno, eso al menos me sucede a mí. Hoy soy del New York City y de nadie más.
-A través del Sub 23 que había armado Fernando Batista estuviste cerca de la mayor. ¿Cómo viviste esa experiencia?
-Siempre fue muy agradable. He participado como sparring en algunas giras con la Sub 23, he estado con Cristian Romero, con Julián Álvarez… Soy un hincha más y disfruté mucho de la conquista de la Copa América. Pensá que yo soy de la generación que nunca había visto campeona a la Argentina.
-Trataste con Guardiola, ¿trataste alguna vez con Messi?
-Todavía no tuve la oportunidad de conocerlo. Estando en la Sub 23 solamente pude verlos a Leo Paredes y a De Paul en el predio de la AFA…, pero sueño… claro. Primero, con conocerlo a Messi, y después, ¿por qué no?, con jugar con Messi. Sería una locura.
-Con el impulso de tu temporada en la MLS y la posibilidad de un pase a Europa… ¿Te atrevés a soñar con el Mundial de Qatar o tu meta es 2026?
-Bueno, el sueño a mí nadie me lo quita. Pero no desconozco que la Argentina, hoy, es una de las mejores selecciones del mundo, tenemos al mejor del mundo, somos los campeones de América…, es complicado pertenecer a un nivel tan alto. Pero nadie me quita el sueño, repito. Yo trabajo día a día para ser el mejor, para ser una figura. Cuando tenga la oportunidad de estar en la selección, algún día, espero estar en mi mejor momento. Nadie me va a regalar nada y debo seguir esforzándome mucho para llegar. Y para que no se note tanto la diferencia si me toca estar, porque esa es la realidad: en la selección están los mejores.
-A los 23 años, ¿ya descubriste algo que no te gusta en el mundo del fútbol?
–Es una profesión que exige mucha dedicación y te roba tiempo para otras cosas. Pero no me quejo, para nada, sería un ingrato si lo hiciera. Hay que dejar muchas cosas de lado para enfocarte siempre en tus objetivos. Hay espacio para la diversión, pero cuidando los momentos y no apareciendo por todos lados. Vuelvo a la cabeza, a la fortaleza emocional: hay jugadores que desarrollan toda su carrera especialmente en base a su cabeza. En los Estados Unidos me dicen que no parezco un muchacho de 23 años, me dicen que parezco de 35…, soy el cuarto capitán del club. Y yo sé que todo eso no es por mi calidad de juego, sino por mi cabeza.
-Pertenecés a la generación de las redes sociales. ¿Ayudan o complican?
-Les presto atención y les dedico tiempo, pero trato de encontrar un equilibrio. Ni subo demasiado ni desaparezco. Soy respetuoso de la gente que me sigue y no me gusta mucho hablarle constantemente a la cámara. No soy un influencer, soy un jugador de fútbol. Tengo una vida, y hay cuestiones que me gusta mostrar y otras que no, como los elementos de valor, o lo que uno puede tener, porque esa ostentación puede ser sensible para mis seguidores, entre los que seguramente habrá mucha gente sumamente humilde, a la que le cuesta cubrir aspectos esenciales. ¿Y yo qué, les voy andar mostrando lo que tengo? Eso cae muy mal. Tengo gente que me ayuda, que me enseña cómo manejarme con los textos, con las fotos. Las redes son sumamente importantes y ahí también debés ser profesional. Hoy las redes proponen una dinámica de comunicación que hay cuidar y graduar. El club también está muy pendiente de los contenidos, para ellos es un tema central.
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