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Nota de opinión / Por abogado Carlos Pajtman

Dentro del servicio de justicia se vio y se ve reflejado; la disrupción, cambios de paradigmas y de herramientas.

Hace unos años comenzó en el Servicio de Justicia de Córdoba, la aplicación progresiva de un Sistema de Administración de Causas, que permite llevar los juicios de manea virtual y hasta las firmas de los jueces son firmas electrónicas,  que hoy va camino a la despapelización total.

Ya los juicios, en su enorme mayoría son presentados de manera virtual y los expedientes que venían desarrollando el proceso en papel están en una combinación que llamamos expediente papel a electrónico. El segmento del servicio que faltaba era el penal, pues ya está informatizado desde la investigación.

 

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También, si cada ciudadano que está en un juicio, baja la aplicación de Justicia Córdoba, con su número de expediente tendrá acceso a la información del estado del mismo y su ubicación.

El “expediente electrónico” ha modificado mucho la tarea de los operadores del sistema, pero mucho más está por suceder, porque no es exagerado remarcar que “el proceso” dictado por los códigos de procedimientos, está vigente solo en la letra, pero no se usa, (por vetusto) en muchos aspectos; hoy una cédula de notificación se diligencia de manera virtual a un domicilio virtual, con otros plazos, hacemos juicios con testigos, víctimas e imputados, jueces y abogados de manera remota, los que no se encuentran legislados en ningún código procesal.

 

 

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No resulta equívoco decir que  el procedimiento ya no lo dicta un código procesal, y muchos menos un legislador,  sino un algoritmo.

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El uso de pruebas digitales que van desde filmaciones, manifestaciones hechas en redes,  a aperturas de celulares, (por nombrar algo)  también habla de otro tipo de juicios. A la vez tenemos en el planeta con varias experiencias de jueces robots.

Sí, resuelven las máquinas (Estonia, China, EEUU, etc.). Y es bueno decirlo que en nuestro país hay centros de investigación tecnológicos que desarrollan este tipo de algoritmos. Pero no es para alarmarse, solo los invito a que veamos que este mundo de “jus-tecno”, convive con nosotros hace ya mucho.

 

 

Observemos: el ya “viejo” sistema de las “video-multas o foto-multas” (más o menos de 22 años atrás), no es sino  un juicio de extremo a extremo, en esos papeles que se reciben con bastante malestar consta de fecha, lugar y hora del hecho, detalle de la interacción violatoria de la ley con pruebas tecnológicas, que pueden discutirse, pero la prueba está ahí, consta de notificación para ejercicio de la defensa y hasta diríamos  que la mismísima sentencia se encuentra a la vista cuando podemos leer que la multa es de tal o cual valor, incluso invita a un juicio abreviadísimo, proponiendo un suculento descuento.

Un juicio en  una sola hoja, podremos discutirlo los abogados, pero las TIC lo tienen terminado.

El anterior no es más que un ejemplo; muy simple, pero que ayuda a que caigamos en la cuenta de qué mundo vivimos, y reiteramos: VIVIMOS, no digamos viviremos, porque estamos en ese mundo y nada le es ajeno a la tecnología.

Podría ser prudente, que empecemos a pensar un poco en serio, no únicamente la historia como la conocemos, sino la historia del futuro. ¿Cómo será todo en tres años? ¿y en cinco años cómo será la abogacía para el siglo XXI?…. solo preguntas.