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REHENES

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NOTA DE OPINIÓN / Por Carlos Pajtman. Abogado. M.P.10-092)

Para Educar un niño se necesita un pueblo (Refrán Africano.)

Ideas en torno a la responsabilidad sobre niños niñas y adolescentes. Hace, por ahí, dos décadas, el abogado de Río Tercero, Dr. Héctor “Tamalito” García, escribió un artículo en un periódico regional, refiriéndose al tema de los niños como una especie de botín de guerra de los problemas no resueltos entre los padres.

Hoy, no existe la legislación de la época en que escribía el Dr. García, pero los problemas que señalaba siguen, los niños en medio de desencuentros de los padres que terminan creyendo, erradamente, que el niño “es mío.”

Para echar un poco de luz sobre el asunto proponemos el abordaje, no para juzgar y sí para tener una visión omnicomprensiva de la realidad.

Los Jueces de Familia de Río Tercero, hace pocos días, llamaron en conjunto a: “cuidar a los niños”, lo que requiere una actitud responsable de los adultos. (pidieron, entre otras cosas, cuidar la no exposición de los niños en los medios digitales). Y lo hacen, probablemente, por dos razones, una que los niños son una responsabilidad en todos los sentidos y la otra que la invasión a la intimidad por medio de las redes sociales, llama cada día más a proteger a niños, niñas y adolescentes.

Precisamente lo novedoso en el derecho, es que, suplantando ideas antiquísimas, se modificó la ley y no será más el viejo criterio de la Patria Potestad, sino el de Responsabilidad Parental el que regulará las relaciones socio-parentales y familiares.

No es lo mismo tener Poder sobre los niños, que asumir la Responsabilidad parental que implica obligaciones de los adultos hacia los niños niñas y adolescentes. En claro: los niños niñas y adolescentes son “sujetos de pleno derecho que deben recibir protección integral y gozar de todos los derechos que tienen las personas adultas, además de un grupo de derechos específicos que se les otorga por la particularidad que se encuentran en desarrollo” (CIDH. Op.Consultiva 17).

Queda despejado que los niños no son “propiedad” de nadie, son sujetos de derechos, que obviamente nacen en un entorno familiar (en algunos casos no), y esa pertenencia a un entorno familiar crea derechos a favor de los niños niñas y adolescentes y responsabilidades a los adultos.

En las situaciones de conflicto familiar, es bastante más común que lo que quisiéramos, que los niños se ubiquen el centro de una discusión, a veces estéril por problemas entre los padres. Lo que carga de emociones negativas y potencian la tirantez propia de estos escenarios de conflicto. La llegada de las fiestas de fin de año son un buen ejemplo.

 

 

En el proceso de familia, que tiene muchos componentes, los jueces, asesores y abogados de parte no cesamos de decirle a los padres y madres que los mejor que puede suceder para una situación de separación, es que los padres y madres decidan lo que quieren para sus hijos, porque los demás (abogados y jueces), que tenemos un rol asignado por la ley, si vamos a ser los que pugnemos por la decisión, lo probable es que uno logre un objetivo y otro no. (Gane o Pierda).

Mientras de lo que se trata, es del interés de un niño, niña o adolescente y no de lo que los padres quieran ganar o perder. En los juicios, es así, uno gana y otro pierde, y desde la experiencia, el que más puede llegar a perder es el niño. Los padres y madres y tal vez, la sociedad, tenemos el deber de revisar de manera regular las actitudes frente a nuestros niños.

La Jueza de Familia, Romina Sánchez Torassa refirió a un medio radial, la existencia de cinco mil causas de familia por juzgado en Río Tercero, es decir unas 15 mil causas de familia aproximadamente.  Tantos casos, significa que los ciudadanos, padres y madres, no estaríamos, en la región, solucionando problemas tan privados como son los de familia. Digo “estaríamos”, porque los abogados podemos ayudar un poco más.

Que los padres no sepan acordar lo mejor para sus hijos, es ya todo un problema para las niñeces, que durante todo un proceso no encuentren el momento para el acuerdo sobre lo que es mejor para “sus” hijos, viendo el desgaste, es más grave.

Que luego de pericias, informes de instituciones sumamente profesionales, intentos de acercamiento, pruebas, contrapruebas, valoraciones y tiempos que lleva el proceso, resuelva un Juez, es en muchos casos porque no ponen, adecuadamente las partes, o una de ellas, en valor lo que representa la responsabilidad parental.

Que los abogados no tengamos una férrea voluntad docente con los clientes. Que luego de todo eso lo resuelva un Juez, es solo para que alguien gane y alguien pierda.

Los responsables de la crianza, tal vez, no comprenden que el niño es persona y como tal requiere de lo que los adultos no vemos. Para eso y no para otra cosa sesgada es esto de escuchar a los niños niñas y adolescentes.

Es un buen momento de evitar conflictos y pensar sencillamente lo que pretendemos para el bien de nuestros niños, y en ese bien está nada más y nada menos que enseñarles a vivir.

 

 

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