Adiós al plazo fijo: la caída de tasas post-comicios obliga a los ahorristas a buscar nuevas alternativas de inversión

ACTUALIDAD/ ECONOMÍA/ El resultado postelectoral ha provocado una baja generalizada en las tasas de interés de los depósitos a plazo fijo a 30 días, lo que impacta directamente en el rendimiento de los ahorristas.

Este movimiento se produjo inmediatamente después de las elecciones, marcando un cambio en el escenario financiero.
Los bancos, tanto públicos como privados, recortaron de manera significativa la Tasa Nominal Anual (TNA) que ofrecen por los depósitos a plazo fijo minoristas a 30 días. Los recortes han oscilado, en promedio, entre 4 y 7 puntos porcentuales en las principales entidades.
Tras la baja, las tasas para las colocaciones minoristas se han ubicado en un rango inferior (por ejemplo, muchos grandes bancos privados pasaron de tasas de hasta $38\%$ TNA a rondar el $32\%$ o $33\%$ TNA).
Para el ahorrista, esto significa que el rendimiento mensual que obtiene por su dinero es menor, lo que acentúa la licuación del ahorro en un contexto de inflación todavía elevada.

El resultado electoral generó una expectativa de mayor estabilidad y demanda de pesos en el corto plazo. Cuando hay menos temor a una devaluación inminente, la necesidad de pagar tasas tan altas para retener los depósitos disminuye.

Si el Banco Central no fija una Tasa Mínima, el mercado ajusta los rendimientos de acuerdo con las expectativas. La baja refleja la creencia de que el riesgo financiero inmediato se ha moderado.
Dado que la inflación mensual sigue siendo alta (muy superior al rendimiento mensual que ofrece un plazo fijo a las nuevas tasas), el dinero depositado pierde poder adquisitivo rápidamente.

Muchos ahorristas conservadores que dependían de los plazos fijos como refugio están obligados a buscar otras opciones para mitigar la inflación, como los Plazos Fijos UVA (ajustables por inflación, pero con un período de inmovilización más largo) o instrumentos de menor liquidez pero mayor rendimiento potencial, como los Fondos Comunes de Inversión (FCI).

Este panorama indica que el mercado está transitando hacia una nueva fase de «normalización» de las tasas de interés, donde la rentabilidad está más alineada con las expectativas de estabilidad monetaria post-elecciones, aunque esto implique un desafío mayor para los pequeños ahorristas.

 
                        

 
                                         
                                         
                                         
                                         
                                        