El intendente de Tancacha, Santiago Reyneri a la unidad y al «capital de afecto»

Tancacha, Córdoba. En el marco del acto central por el 112° aniversario de la localidad, el intendente Santiago Reyneri brindó un emotivo discurso centrado en la identidad local, los desafíos actuales y la necesidad de construir el futuro desde la colaboración y la calidez humana.
«¡Qué emoción inmensa la mía como intendente, pero sobre todo como un vecino más!», comenzó Reyneri ante las autoridades, representantes de instituciones y familias presentes, marcando el tono personal de su mensaje.
El mandatario destacó que la verdadera esencia de Tancacha no reside en su infraestructura, sino en su gente. «Tancacha somos nosotros, somos todos nosotros», afirmó. Definió a la comunidad por su «calidez», describiéndola como «ese fuego humano que arde en cada casa».
En esa línea, Reyneri señaló lo que considera el mayor patrimonio de la localidad: «Ese es el capital de afecto, de cercanía, de mano tendida. Es nuestro mayor tesoro». Trazó un contraste con el mundo moderno, asegurando que «en un mundo que corre rápido, mucho más rápido de lo que esperábamos, nosotros todavía sabemos mirarnos a los ojos».
Unidad frente a la adversidad
Reconociendo el complejo contexto actual, el intendente fue sincero sobre las dificultades: «Lo digo con tristeza, los tiempos que corren no son fáciles. Los vientos a veces soplan fuertes». Sin embargo, contrapuso esta realidad con la resiliencia histórica de la comunidad: «Pero si hay algo que nos enseñó nuestra historia, es que cuando nos unimos, ninguna tormenta nos detiene».
El eje político de su discurso fue un enfático llamado a la colaboración. «No hay intendente ni equipo que pueda solo. Nada grande se logra en soledad», sostuvo Reyneri, y agregó que los logros «se construyen con vecinos que confían, con instituciones que colaboran, con empleados municipales que lo dejan todo». Hizo una convocatoria a trabajar «más allá de los roles y los colores», afirmando que «somos un mismo pueblo, una misma familia».
Un futuro con «pibes felices» y libre de drogas
Reyneri dedicó una parte central de su alocución a la juventud y los desafíos sociales. «A nuestros jóvenes, quiero decirles algo muy claro: este pueblo los necesita», interpeló, pidiéndoles que sueñen «con un futuro posible acá, en su tierra, en nuestra Tancacha».
Asimismo, fijó una postura contundente sobre los problemas que afectan a la sociedad. «Necesitamos un pueblo libre, libre de todo lo que nos hace mal. Quiero un pueblo libre de drogas, que rompen el futuro y que lastiman», declaró con firmeza, extendiendo su deseo a combatir «la soledad, el bullying y el desánimo».
«Quiero mi pueblo con pibes felices, con amistades sanas y proyectos que den esperanza», resumió, comprometiendo su acompañamiento personal «con firmeza y con decisión».
Finalmente, el intendente cerró su discurso reiterando que su motivación «no es la política, no es el cargo, es el amor por esta tierra». Concluyó con un mensaje optimista: «Sigamos luchando por mejorar cada día, con la certeza de que lo mejor está por venir».