Parque Industrial de Río Tercero: Entre la pujanza productiva y su verdadera finalidad

Más Allá de la Multa: Un Pacto de ConvivenciaSi bien la identificación del responsable y la aplicación de la multa correspondiente son pasos necesarios e ineludibles, la solución de fondo no pasa únicamente por el castigo. Este incidente debe ser un punto de inflexión para repensar la gestión y la relación de la comunidad con su polo productivo.

El reciente incidente de un vehículo que ingresó sin permiso para arrojar basura es más que una simple infracción. Es una postal incómoda que desnuda las tensiones y desafíos que enfrenta el corazón productivo de la ciudad: un Parque Industrial que es un motor económico que parece fuerte, pero que, por momentos, se pierda de vista para el cual fue creado. 

RÍO TERCERO. / La imagen es potente y desoladora: un vehículo furtivo, violando la seguridad de un predio que debería ser un modelo de orden y progreso, para convertirlo en un basural clandestino.

 

 

El comunicado emitido por la Municipalidad de Río Tercero, aunque protocolar, enciende una alarma que resuena más allá de los límites del Parque Industrial. No se trata solo de basura; se trata de respeto, de seguridad y, en última instancia, del futuro de un espacio estratégico para la ciudad.

El Parque Industrial no es un terreno baldío. Es el epicentro donde decenas de empresas, desde pymes familiares hasta industrias consolidadas, generan empleo genuino y mueven la rueda de la economía local y regional.

Es el lugar donde, cada día, cientos de riotercerenses invierten su esfuerzo y talento. Entonces, ¿cómo es posible que su seguridad sea vulnerada con tanta facilidad? ¿Qué mensaje transmite este acto de vandalismo sobre el cuidado que le damos a nuestros propios activos?

 

 

La garita de control, que debería ser un filtro infranqueable, fue ignorada. Este hecho, que ya motivó «las actuaciones correspondientes» según el municipio, obliga a una reflexión más profunda.

¿Son suficientes las medidas de seguridad actuales? ¿Se trata de un hecho aislado o es la punta del iceberg de una problemática mayor de control y vigilancia en un predio de vasta extensión?

 

 

 

El Contraste: Inversión vs. Indiferencia

La situación resulta paradójica. Mientras empresas locales invierten en tecnología, amplían sus naves y buscan competir en mercados cada vez más exigentes, la imagen de montones de tierra no ayuda. El comunicado municipal apela a la «colaboración de todos los vecinos«, un llamado que no debería caer en saco roto. El Parque Industrial no es una entidad ajena a la ciudad; es una extensión de ella. Su salud es un reflejo de la salud comunitaria.

Fuentes del sector industrial, consultadas extraoficialmente, manifiestan una preocupación latente. «Pagamos nuestros impuestos, invertimos en mantener nuestras instalaciones y generar trabajo. Esperamos que el entorno acompañe, que la infraestructura y la seguridad estén a la altura», comenta el gerente de una de las plantas, que prefiere mantener el anonimato. «Este tipo de cosas desmoralizan, porque sentís que remás contra la corriente».

 

 

Más Allá de la Multa: Un Pacto de Convivencia

Si bien la identificación del responsable y la aplicación de la multa correspondiente son pasos necesarios e ineludibles, la solución de fondo no pasa únicamente por el castigo. Este incidente debe ser un punto de inflexión para repensar la gestión y la relación de la comunidad con su polo productivo.

Es imperativo reforzar los controles, quizás con mayor tecnología de vigilancia y un monitoreo más estricto. Pero también es crucial una campaña de concientización que subraye el valor estratégico del Parque. Que cada ciudadano entienda que arrojar basura allí no es solo una contravención, sino un ataque directo al motor del empleo local, a la fuente de ingresos de sus propios vecinos.

 

 

La Municipalidad ha dado el primer paso al visibilizar el problema y buscar al culpable. El siguiente paso, y el más desafiante, es convocar a un nuevo pacto de compromiso. Un pacto que involucre a las autoridades, a los empresarios que invierten y arriesgan, ya toda la ciudadanía.

El futuro del Parque Industrial de Río Tercero no depende solo de las próximas inversiones o de los vaivenes de la economía nacional. Depende, principalmente, de la capacidad de la comunidad para protegerlo, valorarlo y entender que su orden, limpieza y seguridad son responsabilidades compartidas. La basura arrojada es solo un síntoma; la enfermedad a tratar es la indiferencia. Y esa, solo se cura con compromiso colectivo.

 

 

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