No golpearon a un uniforme, golpearon a alguien quien nos cuida: El doloroso saldo de la intolerancia en Río Tercero

"Fue una cobardía tremenda, una traición". Las palabras de Dante Arévalo, coordinador de la GUM, no buscan suavizar la realidad. En la entrevista concedida tras el hecho, el funcionario dejó claro que el agresor no vio a una autoridad; vio una oportunidad. Vio una espalda indefensa y atacó.
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SEGURIDAD / GUARDIA URBANA
Tras la cobarde agresión sufrida por un agente este fin de semana, Dante Arévalo, coordinador de la fuerza, reflexiona sobre la violencia social, el rol preventivo del cuerpo municipal y la necesidad urgente de empatía por parte de los vecinos.
Por Redacción Río Tercero. Apenas tres semanas después de su puesta en marcha, la nueva Guardia Urbana Municipal de Río Tercero enfrentó su prueba más difícil, no en términos de logística, sino de humanidad.
La madrugada del viernes pasado dejó un saldo amargo: un agente hospitalizado con una fractura en el pómulo tras recibir una patada en la cabeza al intentar disuadir una riña.
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El hecho, que podría ser una crónica policial más, abre un debate profundo sobre la sociedad que somos y el respeto hacia quienes tienen la difícil tarea de protegernos.
Dante Arévalo, coordinador de la Guardia Local de prevención y convivencia y un «viejo lobo de mar» con 33 años de experiencia en la fuerza policial, puso palabras a esta situación en una entrevista reciente, dejando un mensaje que trasciende la seguridad: detrás de cada uniforme, hay un vecino, un padre y un hijo que espera volver a casa.
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NOTA POR YOU TUBE
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«Es importante contar con ellas, pero con la gente adecuada»Dante Arévalo confirmó que las armas no letales son una herramienta necesaria ante la escalada de violencia, pero advirtió que su implementación no será masiva ni inmediata.
«Tenemos que elegir al personal que sepa actuar de manera fría», explicó, aclarando que el proceso requiere coordinación con la Secretaría de Seguridad de la Provincia.
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Crónica de una cobardía
El incidente ocurrió cuando un móvil de la Guardia Urbana, realizando tareas preventivas, se encontró con dos hombres agrediéndose mutuamente. Fieles a su doctrina de «policía humanitaria», los agentes descendieron para disuadir el conflicto y evitar un mal mayor. La situación parecía controlada hasta que, en un acto que Arévalo califica de «traición y cobardía», uno de los agresores atacó al funcionario municipal por la espalda, derribándolo y golpeándolo brutalmente en el suelo.
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«Si hubiera visto un uniforme verde militar o uno azul de la policía, habría actuado igual. Son personas violentas que, cuando ven la oportunidad, atacan», reflexionó Arévalo, destacando que la violencia no distingue rangos, sino que busca dañar.
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La prevención como bandera
Es fundamental que la comunidad comprenda el rol de la GUM. No están para ser enemigos del vecino, ni para «molestar». Su función es preventiva y de proximidad. Son los ojos del Estado en la calle, detectando focos de conflicto —desde el consumo de alcohol en jóvenes y las hordas de motos, hasta situaciones de violencia de género— antes de que escalen a delitos mayores.
«Actuamos como auxiliares de la policía. En este caso, gracias a la intervención de la Guardia, la policía pudo detener a los agresores», explicó el coordinador. Sin embargo, esta labor de contención social tiene un costo emocional y físico para los 21 agentes que hoy patrullan la ciudad.
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Un llamado a la empatía
El punto más sensible de la charla con Arévalo giró en torno a la deshumanización del servidor público. «Mis chicos tienen nombre y apellido. Tienen familias. Es necesario que seamos empáticos», pidió.
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La sociedad atraviesa momentos de tensión, donde el alcohol y otras sustancias actúan como detonantes, pero la violencia nunca puede ser la respuesta hacia quien intenta ayudar. «El agente que va a la plaza a cuidar que todo esté bien, es el mismo que cuida a tu hijo», recordó el periodista durante la entrevista, subrayando que el ataque a un agente es, en última instancia, un ataque a la propia comunidad.
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El futuro: Tecnología y capacitación constante
Para enfrentar esta realidad, la GUM no se queda quieta. El propio intendente de Río Tercero confirmó que se está gestionando la adquisición de cámaras corporales (bodycams) para los agentes.
«Es fundamental. Protegerá al que actúa bien y dejará en evidencia al que actúa mal», aseguró. Además, la capacitación es diaria y constante, incluyendo el manejo de situaciones de crisis y primeros auxilios, preparándolos para ser una herramienta vital en la cadena de emergencias de la ciudad.
El incidente de este fin de semana debe servir como un punto de inflexión. La seguridad no la construyen solo las fuerzas del orden; se construye con el respeto ciudadano. La Guardia Urbana llegó para cuidarnos, pero la pregunta urgente es: ¿estamos nosotros, como sociedad, dispuestos a cuidarlos a ellos?
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