Químicos: elecciones y una lista de unidad, que no alcanza para frenar la crisis

Felici reconocen que atraviesan "el momento más complicado del gremio"

Lucas Felici, del gremio de los Químicos: " es el momento más complicado del gremio"

https://wa.me/c/5493571682784

Por Justo Dagorret /Opinión

El próximo diciembre, el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas (SPIQyP) de Río Tercero afrontará un proceso electoral que, en los papeles, parece resuelto antes de empezar.

_____

La conformación de una «lista de unidad», encabezada previsiblemente por Lucas Felici, sugiere puertas adentro un ordenamiento político y una cohesión envidiable. Sin embargo, como advierte el propio Felici al reconocer que atraviesan «el momento más complicado del gremio», la paz interna no es garantía de supervivencia externa.

_____________

 

 

La elección de autoridades llega en un contexto de sangría silenciosa pero constante: la baja de afiliados. Este dato no es solo un número en un balance contable; es el síntoma de un cambio de época industrial y laboral que está golpeando la línea de flotación de una institución histórica. La unidad política, entonces, no debe leerse como un trofeo, sino como una trinchera necesaria ante un panorama desolador.

El desafío para la nueva comisión que surja en diciembre no será administrar poder, sino gestionar la escasez y, fundamentalmente, recuperar la legitimidad social.

Aquí es donde el gremio choca con su propia historia reciente y con la idiosincrasia de Río Tercero. El conflicto por las fuentes de trabajo en Petroquímica dejó secuelas que van más allá de los despidos. La estrategia de lucha, que mostró un costado fuertemente combativo y contó con el apoyo visible de sectores de izquierda, que generó un cortocircuito con gran parte de la sociedad riotercerense.

Río Tercero es una ciudad de matriz industrial, sí, pero también conserva una lógica social donde ciertas metodologías de protesta y la politización ideológica extrema son miradas con recelo. Cuando la defensa de los puestos de trabajo se mezcla con banderas que la ciudadanía promedio no comparte, el gremio corre el riesgo de aislarse. Ganar la calle no siempre significa ganar la opinión pública, y un sindicato sin respaldo social es un gigante con pies de barro.

Para muchos observadores, la palabra clave para la próxima gestión es «reconversión». El modelo de sindicalismo de choque, efectivo quizás en décadas pasadas o en otras geografías, muestra signos de agotamiento en el contexto actual.

Lucas Felici y la nueva comisión tienen ante sí una tarea titánica: frenar la caída de afiliados y defender el trabajo, pero deberán hacerlo con una inteligencia nueva. El desafío es demostrar que se puede ser firme en la defensa de los derechos sin caer en lógicas que la ciudad rechaza.

La «lista de unidad» en diciembre será solo el primer paso. El verdadero voto de confianza no saldrá de las urnas del sindicato, sino de la capacidad que tengan para reinventarse, leer el clima social de Río Tercero y transformar un gremio en crisis en un actor moderno y viable. Si no logran esa reconversión, la unidad será apenas una anécdota en la historia de un declive.

Acerca del autor

Ojo Web
error: Contenido protegido